Las lesiones meniscales son una de las lesiones más frecuentes en nuestra práctica clínica, afectando tanto a deportistas profesionales como a la población general. La sutura o reparación meniscal se ha convertido en la técnica de elección para preservar el tejido meniscal, evitar la aparición temprana de artrosis y mantener la funcionalidad de la rodilla a largo plazo. En múltiples ocasiones, la lesión meniscal se asocia a una rotura del ligamento cruzado anterior (LCA), por lo que existe la posibilidad de abordar ambas patologías de forma simultánea en el quirófano.
En este artículo, exploraremos en profundidad todo lo referente a la sutura meniscal y las técnicas de reconstrucción ligamentaria. Abordaremos también los aspectos fundamentales de la biomecánica de la rodilla, las causas de la rotura meniscal, los síntomas que la caracterizan, el diagnóstico y las diversas técnicas quirúrgicas disponibles.
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Comprender la anatomía de la rodilla es clave para valorar la importancia de los meniscos. La rodilla se compone de tres huesos principales: el fémur, la tibia y la rótula o “patela”. Dichos huesos se articulan entre sí y forman un complejo conjunto de estructuras ligamentosas y tendinosas que aportan tanto estabilidad como capacidad de movimiento.
En cada rodilla encontramos dos meniscos:
Cuando uno de estos meniscos se rompe parcial o totalmente, la función amortiguadora disminuye, propiciando un desgaste prematuro del cartílago y un riesgo mayor de artrosis. En ese sentido, la posibilidad de reparar (suturando) la rotura en lugar de extirpar parte o todo el menisco (meniscectomía) adquiere especial relevancia para mantener, hasta donde sea posible, la fisiología normal de la rodilla.
Las roturas meniscales no obedecen únicamente a los deportes de alta exigencia física. Aun cuando son muy comunes en futbolistas, esquiadores, baloncestistas o en deportes de giro brusco, también pueden observarse en personas de edad avanzada con degeneración articular o en adultos de mediana edad que han incrementado repentinamente sus niveles de actividad.
El menisco puede romperse de múltiples formas, lo que influye en la decisión quirúrgica y la viabilidad de la reparación:
Cuanto más periférica (cerca de la cápsula) sea la rotura, mayor será el riego sanguíneo y las probabilidades de que la sutura meniscal logre una cicatrización efectiva. Las roturas en la zona roja (bien vascularizada) suelen tener mejor pronóstico de reparación, mientras que las roturas en la zona blanca (escasa irrigación) tienden a no cicatrizar adecuadamente.
Los síntomas asociados a una rotura de menisco pueden variar en intensidad y localización, pero habitualmente incluyen:
Cabe resaltar que, de no tratarse adecuadamente, una rotura meniscal puede evolucionar hacia la inestabilidad de la rodilla y acelerar procesos degenerativos en el cartílago. Por eso, ante cualquier dolor sospechoso o sensación de “enganche”, es fundamental una evaluación minuciosa por parte de un Traumatólogo Especialista en rodilla.
La historia clínica y la exploración física son el primer paso para orientar el diagnóstico de una rotura meniscal. Debemos explorar la rodilla buscando signos dolorosos y utilizar maniobras específicas para intentar reproducir el chasquido o dolor típicos de la lesión meniscal (pruebas como McMurray, Apley o Thessaly).
La precisión en el diagnóstico será la base para determinar la mejor estrategia de tratamiento: sutura meniscal, meniscectomía parcial o, en determinados casos, tratamiento conservador (si la rotura es menor y estable).
Durante décadas, la meniscectomía parcial o incluso total (quitar la parte dañada o la totalidad del menisco) se consideró el tratamiento estándar para eliminar el dolor y restablecer la movilidad. Sin embargo, los estudios a largo plazo evidenciaron que la extirpación del menisco aumenta la sobrecarga de las superficies articulares, acelerando la degeneración y el desarrollo de artrosis.
En la actualidad, siempre que sea viable, se intenta conseguir la reparación meniscal:
Las investigaciones han demostrado que los pacientes sometidos a sutura tienen mayor preservación del cartílago y menor índice de artrosis que aquellos a quienes se les realizó meniscectomía. Asimismo, la mejoría funcional es notable, manteniendo un rango de movimiento más cercano a la normalidad y reduciendo la probabilidad de recurrencia de molestias o inestabilidades.
De hecho, la tendencia actual en Traumatología deportiva y en la cirugía artroscópica de rodilla es ser lo más conservadores posible con el menisco, intentando repararlo siempre que haya indicios de potencial cicatrización.
En muchos pacientes, la rotura meniscal coexiste con la del Ligamento Cruzado Anterior (LCA), una de las estructuras estabilizadoras más importantes de la rodilla. La decisión de intervenir quirúrgicamente ambas lesiones en un mismo acto se basa en varios aspectos:
Una parte esencial del menisco son sus raíces (meniscal roots). Estas insertan el menisco en la tibia y mantienen la tensión necesaria para que cumpla su función amortiguadora. En ciertos casos, se produce una rotura en estas inserciones, ocasionando que el menisco quede “desenganchado” y pierda parte de su capacidad de absorción de cargas. De forma funcional, es casi como si el menisco se hubiera extirpado por completo.
Estudios biomecánicos han demostrado que la reparación de la raíz meniscal (meniscal root repair) restaura de manera significativa la congruencia articular y reduce la aparición de cambios degenerativos tempranos. Los puntos más destacados al respecto son:
La técnica de reparación de la raíz meniscal con anclajes óseos y suturas específicas ha evolucionado enormemente. Actualmente, la evidencia coincide en que, siempre que sea posible, reparar la raíz meniscal aporta beneficios cruciales para la salud a mediano y largo plazo del paciente.
Cuando se habla de lesiones Ramp del menisco medial, se hace referencia a aquella rotura en la zona meniscocapsular posterior. Esta área, encargada de la conexión entre la cápsula y el borde posterior del menisco medial, reviste una gran importancia para la estabilidad anteroposterior y rotatoria de la rodilla, especialmente en combinación con la función del LCA.
Reconocer y abordar una lesión Ramp es esencial para lograr una recuperación integral de la rodilla tras una lesión del LCA. El cirujano debe estar atento y realizar una inspección a fondo del compartimento posterior de la rodilla cuando lleva a cabo la artroscopia.
La rehabilitación es tan importante como la técnica quirúrgica en sí. Una buena reparación meniscal puede verse comprometida si el paciente no respeta los tiempos y las restricciones indicadas, o si no recibe la supervisión adecuada de fisioterapeutas y especialistas en readaptación deportiva. A continuación, se describe un esquema estándar de rehabilitación, el cual puede variar dependiendo de cada paciente, de la localización de la sutura y de la posible reconstrucción concurrente del LCA:
En nuestra experiencia, siguiendo con disciplina las indicaciones médicas y fisioterapéuticas, los pacientes logran retomar su actividad física sin complicaciones y con la rodilla en un estado muy cercano a la normalidad. Sin embargo, cada caso debe individualizarse: la adherencia al protocolo, la respuesta del tejido meniscal y la existencia de lesiones asociadas determinan el ritmo de recuperación.
Aunque no siempre se puede evitar una lesión meniscal —sobre todo en el contexto deportivo—, existen medidas que contribuyen a reducir el riesgo y a mantener la salud articular:
A continuación, se exponen algunas dudas comunes sobre la sutura meniscal y la salud de la rodilla en general:
1. ¿Qué diferencia existe entre sutura meniscal y meniscectomía parcial?
La sutura meniscal busca reparar y conservar el tejido lesionado, favoreciendo la cicatrización. La meniscectomía parcial consiste en extirpar el segmento del menisco dañado. En el corto plazo, esta última puede ofrecer un alivio más rápido del dolor, pero a largo plazo aumenta el riesgo de degeneración y artrosis.
2. ¿Es posible volver a la actividad deportiva de competición tras una sutura meniscal?
Sí, muchos deportistas de élite han regresado con éxito a competiciones de alto nivel. El factor clave radica en la correcta elección del tratamiento, la adherencia a la rehabilitación y el reposo adecuado durante las etapas iniciales de la recuperación.
3. ¿En qué casos se recomienda el tratamiento conservador?
Cuando la rotura es pequeña, estable y no genera síntomas invalidantes. También se plantea en personas con contraindicaciones quirúrgicas o en lesiones degenerativas mínimas donde la opción quirúrgica no es prioritaria.
4. ¿Qué sucede si mi menisco está demasiado deteriorado?
En situaciones de rotura degenerativa muy extensa o compleja, es posible que la reparación no sea factible. El traumatólogo valorará la meniscectomía parcial, intentando conservar la mayor cantidad de menisco viable.
5. ¿Cuánto tiempo debo utilizar muletas después de la operación?
Depende de la zona de la rotura, la técnica empleada y la recomendación del cirujano. Lo habitual oscila entre 2 y 6 semanas para proteger la sutura, aunque puede alargarse en casos de lesión de la raíz meniscal o lesiones Ramp.
6. ¿Puede reaparecer el dolor tras la cirugía?
La cirugía no garantiza una erradicación total de la molestia, pero la mayoría de los pacientes experimenta una notable mejoría. Una rehabilitación mal llevada o una reincorporación precoz al deporte pueden desencadenar recaídas o inflamaciones recurrentes.
La salud de la rodilla es un factor determinante para el mantenimiento de un estilo de vida activo y de calidad. Los meniscos, en particular, cumplen funciones esenciales de amortiguación, estabilidad y protección del cartílago. Ante una rotura meniscal, la opción de reparar (sutura) en lugar de extirpar el menisco —siempre que sea viable— representa un gran avance en la medicina deportiva y ortopédica, ya que prolonga la integridad de la articulación y reduce el riesgo de artrosis temprana.
Si te encuentras en Granada o en zonas próximas y sospechas de alguna lesión meniscal, o si padeces dolor de rodilla que te impide retomar tu vida normal, este es el momento oportuno para solicitar una valoración por un Traumatólogo Especialista en Rodilla. Confía en el Dr Eugenio Díaz con experiencia en cirugía artroscópica y sutura meniscal.