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Rehabilitación condromalacia rotuliana. Traumatólogo Granada Dr Eugenio Dïaz

 

 

La condromalacia rotuliana es un término que con frecuencia se escucha en consulta cuando aparece dolor en la zona anterior de la rodilla. En ocasiones no se le da la importancia necesaria, aunque de hecho, puede convertirse en un auténtico desafío para quienes desean mantener una vida activa y deportiva. Tal vez reconozcas esa punzada o molestia cada vez que subes un escalón o te sientas durante un largo rato. Quizás hayas notado chasquidos al flexionar y extender la rodilla, una sensación tan inquietante o molesta que te hace preguntarte si algún día podrás retomar tus actividades con total normalidad.

En este artículo intentamos explicar las claves para entender y tratar la condromalacia rotuliana. Desde las causas más comunes hasta los avances en rehabilitación y reentrenamiento deportivo, La clave de la recuperación probablemente esté en la constancia y en el propio paciente, más que en las terapias médicas.

Además, se intenta aportar un programa detallado de 16 semanas que integre ejercicios progresivos, consejos de prevención y recomendaciones para que puedas vencer esta lesión y recuperar progresivamente la calidad de vida. Este artículo te servirá como un recurso de apoyo y motivación para dar el paso hacia la recuperación.


Tabla de Contenido

Índice

  1. ¿Qué es la condromalacia rotuliana?
  2. Causas y factores de riesgo
  3. Síntomas y manifestaciones clínicas
  4. Tratamientos conservadores y enfoques complementarios
  5. Deportes recomendados y retorno controlado a la actividad
  6. Programa de recuperación (16 semanas) paso a paso
  7. Prevención de recaídas y educación del paciente
  8. Preguntas frecuentes
  9. Conclusiones

1. ¿Qué es la condromalacia rotuliana?

La condromalacia rotuliana describe la condición en la que el cartílago que recubre la superficie posterior de la rótula se ablanda y se deteriora de forma progresiva. Aunque en muchos casos se habla de “dolor patelofemoral” para englobar este trastorno, conviene entender que el cartílago es la almohadilla que evita el roce excesivo entre huesos. Cuando dicho cartílago pierde su consistencia normal, la rótula puede experimentar fricción indebida con el fémur, provocando dolor e inflamación.

Este es uno de los motivos de consulta más frecuentes en la práctica clínica de traumatología y rehabilitación deportiva. Puede presentarse a cualquier edad, aunque se observa con mayor incidencia en adolescentes y adultos jóvenes, sobre todo si están expuestos a actividades de alto impacto o repeticiones de flexión de rodilla.


2. Causas y factores de riesgo

Entender por qué aparece la condromalacia rotuliana implica explorar tanto los factores mecánicos como aquellos relacionados con la sobrecarga deportiva y, en ocasiones, con el estado psicológico de la persona:

  • Sobrecarga funcional y uso excesivo: Carreras largas, saltos repetitivos y entrenamientos intensivos exponen la rodilla a mayores tensiones.
  • Alteraciones biomecánicas: Un mal alineamiento de la extremidad inferior (p. ej. rodillas en valgo, pies planos, alteraciones de la marcha o de la pisada) puede incrementar el estrés en la articulación patelofemoral.
  • Debilidad muscular: La fuerza insuficiente en el cuádriceps o glúteo medio altera el patrón de apoyo de la rodilla.
  • Factores psicológicos: El miedo al dolor o la ansiedad puede llevar a patrones de movimiento antinaturales que sobrecarguen todavía más la rodilla.
  • Uso de calzado inadecuado: Zapatillas desgastadas o con escasa amortiguación añaden presión sobre la región patelofemoral.

La combinación de dos o más de estos factores puede predisponer a que el cartílago se dañe y a que el dolor persista en el tiempo.


3. Síntomas y manifestaciones clínicas

El síntoma cardinal de la condromalacia rotuliana es el dolor en la parte anterior de la rodilla. Algunos pacientes lo describen como un “ardor” que empeora cuando suben o bajan escaleras, se ponen en cuclillas o permanecen sentados con las rodillas dobladas durante largos periodos. Otros refieren sensación de rozamiento o crujido (crepitación) que se percibe al mover la rótula bajo una ligera presión.

También pueden presentarse inflamación leve y “saltos” de la rótula al flexionar y extender la rodilla, lo cual genera preocupación e inseguridad al caminar o ejercitarse. En ciertos casos, una molestia constante durante actividades cotidianas lleva a un sedentarismo forzado que termina agravando la debilidad muscular.


4. Tratamientos conservadores y enfoques complementarios

Salvo en situaciones extremas, el primer paso para abordar la condromalacia rotuliana es el tratamiento conservador:

  1. Ejercicio terapéutico:
    • Fortalecimiento de cuádriceps (ejercicios isométricos, sentadillas parciales).
    • Trabajo de estabilidad de cadera (abducciones, planchas laterales).
    • Movilizaciones activas y estiramientos de la musculatura isquiotibial y del cuádriceps.
  2. Educación del paciente:
    • Explicar la mecánica de la lesión, aclarar mitos y guiar al paciente para mejorar la ejecución de movimientos cotidianos.
    • Enseñar a controlar la intensidad de la actividad física para evitar sobrecargas.
  3. Terapias complementarias:
    • Terapia manual: movilizaciones suaves de la rótula y la fascia circundante.
    • Taping rotuliano o vendaje neuromuscular para mejorar la alineación temporal.
    • Uso de órtesis o plantillas si hay problemas de apoyo plantar o alteraciones en la marcha o pisada.
  4. Manejo del dolor:
    • Aplicación de frío/calor, analgésicos y antiinflamatorios según prescripción médica.
    • En ocasiones, infiltraciones con corticosteroides o ácido hialurónico, aunque deben ser valoradas con cautela.

La clave radica en la constancia y la correcta progresión de los ejercicios, combinada con el acompañamiento profesional.


5. Deportes recomendados y retorno controlado a la actividad

Lograr que un paciente con condromalacia rotuliana recupere su actividad física o deportiva, sin que el dolor se convierta en un obstáculo permanente, exige planificar cuidadosamente el tipo de deporte, el volumen de entrenamiento y la intensidad con la que se reintroduce cada ejercicio.

5.1. Deportes de Bajo Impacto como Factor clave

Los deportes de bajo impacto son la mejor opción inicial para mantener o mejorar la condición física sin sobrecargar la articulación patelofemoral. Entre ellos destacan:

  1. Natación
    • Estilos como crol o espalda reducen la compresión patelofemoral al minimizar la carga gravitatoria sobre la rodilla.
    • Permite un acondicionamiento aeróbico eficaz.
    • Evitar la braza si produce molestias, pues la patada puede estresar la rodilla.
  2. Ciclismo
    • Ajustar correctamente la altura del sillín y la posición del manillar.
    • Comenzar con baja resistencia y cadencias relativamente altas (80-90 rpm) para disminuir la fuerza de compresión rotuliana.
    • El ciclismo controlado contribuye a mejorar la fuerza muscular y la circulación alrededor de la rodilla, sin un impacto marcado en la articulación.
  3. Elíptica
    • Ofrece un movimiento guiado que reduce el impacto en comparación con correr en superficie dura.
    • Favorece la activación conjunta de tren inferior y superior, con un control mayor de la flexión de rodilla.
  4. Caminar en plano
    • Excelente paso intermedio antes de trotar o correr, sobre todo si se incrementa progresivamente la velocidad y la duración de las caminatas.
    • Mantener un calzado con buena amortiguación y soporte.

En esta fase de deportes de bajo impacto se debe monitorizar el dolor con la Escala Numérica o EVA (Escala Visual Analógica – Dolor de 0 a 10) para verificar que no supere 3-4/10. También se aconseja evaluar la respuesta a la carga con una periodicidad semanal o quincenal, ajustando la intensidad o el volumen según la reacción de la rodilla.

5.2. Progresión hacia actividades de impacto moderado y alto

El reingreso a deportes que implican impactos más elevados (correr, saltar, deportes de equipo) ha de realizarse de forma escalonada. El panel de expertos del 5th International Patellofemoral Pain Research Retreat recomienda las siguientes pautas:

  1. Trote suave (Running Gait Retraining)
    • Comenzar con intervalos (por ejemplo, 1-2 minutos de trote suave seguidos de 1-2 minutos de caminata), 2-3 veces por semana.
    • Aumentar el tiempo de carrera en un 10% semanal siempre que no aparezca dolor relevante.
    • Ajustar la cadencia (170-180 pasos/min) y acortar la zancada, lo que disminuye el pico de fuerza en la rodilla.
    • Favorecer un aterrizaje cercano al centro de masas para minimizar la fuerza de frenada.
  2. Ejercicios pliométricos controlados
    • Incluir saltos de bajo impacto (saltos en el sitio, step-jumps suaves) y posteriormente saltos laterales cortos para retomar la capacidad reactiva y coordinar la musculatura estabilizadora de la rodilla.
    • Mantener un volumen bajo (2-3 series de 5-8 repeticiones) al inicio, incrementando solo si el dolor y la fatiga son tolerables.
  3. Deportes de equipo (fútbol, baloncesto, balonmano, etc.)
    • Para deportes que combinan sprints, cambios de dirección y frenadas bruscas, se recomienda un retorno escalonado mediante:
      • Simulaciones de ejercicios específicos con menor velocidad (ej. driblar más despacio, tiros libres sin oposición, etc.).
      • Pequeños partidillos o situaciones de juego reducido (por ejemplo 1 vs 1 o 2 vs 2) antes de incorporarse a un partido completo..
  4. Otros deportes
    • Pilates y Yoga: ideales para mejorar la flexibilidad, el control postural y la fuerza del core, siempre cuidando los ángulos de flexión de rodilla (evitar posturas dolorosas sostenidas).
    • Senderismo moderado: apto cuando ya se toleran caminatas largas en llano, incorporando pendientes suaves y con buena amortiguación en el calzado.

5.3. Control de la intensidad y prevención de recaídas

El éxito de la reintroducción deportiva no solo radica en qué deporte se elige, sino en cómo se controla la intensidad y la progresión. Las recomendaciones incluyen:

  1. Regla del 10%
    • Nunca aumentar más de un 10% la duración o la distancia de carrera, ni la altura de saltos o los minutos de participación en partidos, de una semana a otra.
    • Esta pauta permite adaptaciones biomecánicas y musculares graduales sin someter la rodilla a cambios repentinos.
  2. Retorno gradual a la competencia
    • Transición progresiva desde sesiones de acondicionamiento controlado (entrenamientos individuales) a entrenamientos completos con el equipo o la disciplina elegida.
    • Evitar partidos o competencias de alta exigencia hasta que el paciente supere con éxito varias semanas de entrenamiento sin dolor.
  3. Monitorización del dolor antes, durante y después
    • Se recomienda la escala del dolor para determinar si el paciente experimenta molestias que superen el umbral tolerable (3-4/10).
    • El aumento de dolor al día siguiente o la inflamación residual indica que se ha sobrepasado la capacidad actual de la rodilla, exigiendo un ajuste de la carga de entrenamiento.

 

5.5. Recomendaciones específicas según el nivel del paciente

  1. Pacientes sedentarios
    • Priorizar la caminata progresiva y deportes sin impacto (natación, bicicleta) que faciliten la adaptación articular y la mejora cardiovascular.
    • Incluir ejercicios de fortalecimiento para prevenir desequilibrios musculares.
  2. Deportistas recreacionales
    • Combinar trabajos de fuerza (sentadillas, estocadas, puentes de glúteos) con sesiones de cardio moderado (correr, pedalear o nadar) y añadir, de manera paulatina, rutinas más explosivas (pliometría leve).
    • Mantener una semana “de descarga” cada 3-4 semanas de incremento de la carga, para permitir la regeneración muscular y cartilaginosa.
  3. Deportistas competitivos
    • Estructurar el retorno en fases, con la supervisión de un equipo multidisciplinar.
    • Practicar la técnica específica en velocidades o intensidades reducidas antes de reanudar la alta competencia.
    • Evaluar posibles necesidades de plantillas ortopédicas, correcciones posturales o modificaciones de equipamiento deportivo.

 


6. Programa ejemplo de 16 semanas

El siguiente programa de 16 semanas debe tomarse como un ejemplo informativo. No debe sustituir a una valoración profesional. Este programa se divide en cuatro fases. Cada fase tiene objetivos específicos, ejercicios detallados y pautas de intensidad y frecuencia que se ajustan de manera individual. Además, incorpora aspectos clave mencionados en la literatura, como la dosificación gradual de la carga, la monitorización del dolor y el fortalecimiento dirigido de la musculatura implicada en la estabilización patelofemoral (cuádriceps, glúteos, isquiotibiales, entre otros).

Fase 1 (Semanas 1-4)

Objetivos principales

  1. Disminuir el dolor, la inflamación y la irritación de la articulación patelofemoral.
  2. Empezar a “despertar” la musculatura del cuádriceps y la cadera sin desencadenar dolor significativo.
  3. Mejorar la movilidad inicial de la rótula y del tobillo-rodilla-cadera de forma suave.

Ejercicios y pautas

  • Isométricos de cuádriceps:
    • Apoyando la pierna estirada sobre una toalla o cojín, presiona la rodilla contra la superficie generando contracción del cuádriceps durante 5-8 segundos.
    • Realiza 2-3 series de 10-15 repeticiones, 3-4 días/semana.
    • El trabajo isométrico puede reducir el dolor y mejorar la activación muscular en etapas tempranas.
  • Elevaciones de pierna recta (SLR, Straight Leg Raise):
    • Boca arriba, con la rodilla contraria flexionada, eleva la pierna lesionada manteniéndola extendida y el cuádriceps firme.
    • Controla la bajada de forma lenta para mejorar el control excéntrico.
    • Haz 2-3 series de 10-12 repeticiones, 3-4 días/semana.
  • Movilizaciones suaves de la rótula:
    • Desliza delicadamente la rótula en sentido medial-lateral y superior-inferior para prevenir restricciones o adherencias.
  • Estiramientos leves de la musculatura posterior (isquiotibiales y gemelos):
    • 20-30 segundos, con suavidad, 2-3 repeticiones por grupo muscular.
    • Favorecen la alineación adecuada de la rodilla.

Indicaciones adicionales

  • Aplica hielo 10-15 minutos tras la sesión si persiste la inflamación o el dolor.
  • Evita actividades de impacto (correr, saltar) o posturas prolongadas en flexión de rodilla (evitar sentadillas profundas, escaleras intensas).
  • Monitorea la escala de dolor (Escala Numérica o EVA). Se recomienda no superar el 3-4/10 durante los ejercicios.

Fase 2 (Semanas 5-8)

Objetivos principales

  1. Reforzar la musculatura de manera más dinámica (incluyendo ejercicios de fuerza en rangos de movimiento más amplios).
  2. Mejorar la resistencia muscular del cuádriceps y estabilizar la rodilla mediante el trabajo de glúteos e isquiotibiales.
  3. Iniciar ejercicios de equilibrio y propiocepción para una carga ligeramente mayor en la articulación sin exceder los umbrales de dolor.

Ejercicios y pautas

  • Sentadillas parciales (quarter o half squats):
    • Desciende el cuerpo hasta ~45° de flexión de rodilla, manteniendo la alineación (rodilla apuntando al segundo dedo del pie).
    • Haz 2-4 series de 10-12 repeticiones, 3-4 días/semana.
    • El control sobre el ángulo de la sentadilla reduce el estrés patelofemoral y permite un fortalecimiento progresivo.
  • Extensiones de rodilla con banda elástica:
    • Sentado/a en una silla o taburete, fija la banda elástica en un punto y coloca el otro extremo alrededor del empeine.
    • Extiende la rodilla hasta casi la extensión completa (evitando hiperextensión), luego regresa controladamente.
    • 3 series de 12-15 repeticiones, subiendo tensión paulatinamente.
  • Ejercicios de estabilización de cadera (abducciones, “monster walk” con banda):
    • Fortalecen el glúteo medio y menor para mejorar la correcta alineación de la rótula.
    • Realiza 2-3 series de 12-15 pasos o repeticiones, 3-4 días/semana.
  • Ejercicios de equilibrio monopodal:
    • Comienza sobre una superficie estable y, una vez dominada, progresa a superficies ligeramente inestables (cojines, bosu).
    • Intenta mantener 20-30 segundos, 2-3 veces por pierna.

Indicaciones adicionales

  • Incrementa la frecuencia a 4-5 días/semana si el dolor se mantiene por debajo de 3/10.
  • Añade, si es posible y sin dolor notable, subidas y bajadas de un escalón bajo (Step Up/Step Down controlado).
  • Mantén los estiramientos de isquiotibiales, cuádriceps y gemelos para conservar la flexibilidad.
  • Monitoriza la hinchazón: si aumenta, reduce la carga o la frecuencia momentáneamente.

Fase 3 (Semanas 9-12)

Objetivos principales

  1. Aumentar la potencia muscular y la resistencia aeróbica, con ejercicios más exigentes.
  2. Mejorar la propiocepción avanzada y la estabilidad dinámica en gestos más rápidos o explosivos.
  3. Iniciar la reintroducción progresiva de actividades específicas (carrera, saltos suaves), siempre supervisando la aparición de dolor.

Ejercicios y pautas

  • Sentadillas más profundas (hasta ~70-90° de flexión):
    • Controla la técnica (espalda neutra, rodillas sin colapsar hacia dentro).
    • Apunta a 3-4 series de 8-10 repeticiones, con una carga suave si es tolerable.
    • Es importante supervisar el rango de movimiento para evitar sobreestrés patelofemoral.
  • Ejercicios pliométricos básicos:
    • Saltos pequeños en el sitio (verticales), saltos en escalón bajo, pliometría lateral con muy poco desplazamiento.
    • 2-3 series de 6-8 repeticiones, descansando entre series para no exceder la fatiga que pueda agravar la rodilla.
  • Trabajo de fuerza unipodal (lunges, step-down controlado):
    • Enfócate en mantener la rodilla alineada durante la flexión.
    • El objetivo es mejorar la simetría de fuerza y la activación del glúteo, minimizando la pronación del pie o el valgo de rodilla.
  • Reentrenamiento de la carrera (para quien desee retomar running):
    • Alterna 1-2 minutos de trote suave con 1-2 minutos de caminata.
    • Progresivamente, según tolerancia, reduce los descansos e incrementa el tiempo corriendo.
    • Es importante aumentar ligeramente la cadencia (170-180 pasos/min) y acortar la zancada para disminuir la fuerza de impacto sobre la rodilla.

Indicaciones adicionales

  • Realiza 3-4 sesiones semanales, descansando al menos un día entre entrenamientos intensos.
  • Controla el dolor y la fatiga; si el dolor supera 3-4/10, ajusta la carga o reduce las repeticiones.
  • Mantén un trabajo de core (planchas frontales, laterales) para garantizar una adecuada estabilización lumbo-pélvica.

Fase 4 (Semanas 13-16)

Objetivos principales

  1. Lograr la máxima funcionalidad y el regreso seguro al deporte o a actividades laborales intensas.
  2. Consolidar la fuerza y la resistencia adquiridas en las fases anteriores, alcanzando niveles cercanos a la prelesión.
  3. Pulir la técnica deportiva para disminuir el riesgo de recaída.

Ejercicios y pautas

  • Pliometría avanzada:
    • Saltos laterales más amplios, combinaciones de salto con cambio de dirección, ejercicios con vallas bajas y circuitos de agilidad.
    • 2-4 series de 6-8 repeticiones (o 15-20 segundos de trabajo intenso), con pausas suficientes.
  • Entrenamiento de fuerza máxima o submáxima (según tolerancia):
    • Sentadillas con carga moderada (barra, mancuernas), controlando la técnica en todo momento.
    • Zancadas explosivas (jump lunges) en pacientes muy avanzados y con buen control neuromuscular.
    • Trabajo específico de isquiotibiales (por ejemplo, ejercicios nórdicos) para equilibrar la relación cuádriceps/isquios y reducir el estrés patelofemoral.
  • Resistencia aeróbica prolongada:
    • Incluir rodajes continuos de 20-30 minutos (carrera a ritmo suave) o ciclismo con cierta resistencia.
    • Es importante mantenerse alerta a cualquier molestia que indique sobrecarga en la rótula.
  • Entrenamiento específico para el deporte:
    • Cambios de ritmo, giros, frenadas y aceleraciones (para deportes de equipo o raqueta).
    • Ejercicios de tiro, dribling o impacto controlado (baloncesto, fútbol) una vez que la rodilla tolere los gestos básicos sin dolor.

Indicaciones adicionales

  • Mantener 4-5 días de entrenamiento semanales, añadiendo 1-2 sesiones de descanso activo (caminar, yoga suave, estiramientos).
  • Si aparece dolor persistente al finalizar esta fase, es aconsejable reevaluar la rodilla con el especialista para descartar lesiones asociadas o errores en la progresión.
  • La supervisión en esta etapa avanzada reduce drásticamente el riesgo de recaídas, ya que la técnica y la carga deben ajustarse a la evolución individual.

Integración con otros tratamientos y educación al paciente

  • Educación continua: Explicar al paciente la importancia del cumplimiento del programa y de la autorregulación de la actividad física.
  • Técnicas de corrección biomecánica: Para deportistas, puede ser necesario el análisis de la marcha y la técnica de carrera en cinta o modificaciones en el calzado deportivo.
  • Ajustes nutricionales e hidratación: Aunque no son específicos para la condromalacia rotuliana, una buena hidratación y un aporte adecuado de nutrientes (proteínas, vitaminas, minerales) favorecen la recuperación del cartílago y el tejido muscular.
  • Fortalecimiento mantenido: Tras superar la fase 4, es aconsejable mantener ejercicios de fuerza de 1-2 días/semana para minimizar el riesgo de recaída.

7. Prevención de recaídas y educación del paciente

La educación del paciente sobresale como un pilar esencial para evitar recaídas. Entender la mecánica de la rodilla, aprender técnicas correctas de entrenamiento y mantener una rutina sostenida de ejercicios de mantenimiento reduce la probabilidad de volver a experimentar dolor.

Asimismo, es fundamental:

  • Hacer revisiones periódicas con el traumatólogo o fisioterapeuta, especialmente si se detectan molestias recurrentes.
  • Mantener un registro de las sensaciones durante el ejercicio para identificar patrones de dolor.
  • Dosificar progresivamente la carga de entrenamiento, aplicando la regla del 10% (no aumentar más de un 10% el volumen o la intensidad de la actividad de una semana a otra).

8. Preguntas frecuentes

  1. ¿Puedo usar una rodillera durante la rehabilitación?
    • Sí, una rodillera con soporte rotuliano o un vendaje funcional puede proporcionar seguridad y mejorar la propiocepción, pero no debe sustituir al fortalecimiento y la terapia física adecuada.
  2. ¿La cirugía es la única solución si el dolor es muy intenso?
    • En la mayoría de los casos no, la cirugía se reserva para situaciones específicas (luxaciones frecuentes, deformidades severas, fracaso de tratamientos conservadores). El ejercicio y la fisioterapia son la base de la recuperación en la mayoría de pacientes.
  3. ¿Cómo sé si ya puedo regresar a entrenar al 100%?
    • Cuando el dolor desaparece o es mínimo, y tu rodilla resiste sin problemas los ejercicios de potencia, agilidad y resistencia. Es ideal realizar pruebas funcionales guiadas por un profesional para verificar la estabilidad y la fuerza.
  4. ¿Existe una edad límite para recuperar la rodilla con ejercicio?
    • No hay una edad límite. Incluso en pacientes mayores, un programa de ejercicios adaptado ayuda a mejorar la fuerza, el equilibrio y a reducir el dolor.

9. Conclusiones

La condromalacia rotuliana, lejos de ser una sentencia de inactividad, puede superarse con disciplina, conocimiento y asesoramiento profesional adecuado. Un programa estructurado de ejercicios, centrado en el fortalecimiento progresivo y la corrección biomecánica, logra resultados muy favorables incluso en pacientes con dolor prolongado.

Si sientes que necesitas mayor valoración especializada, no dudes en contactar con el Dr. Eugenio Díaz, traumatólogo en Granada, que cuenta con amplia experiencia en abordar patologías de rodilla. Te acompañará paso a paso en este camino hacia la rehabilitación, mostrándote que cada avance es un paso firme hacia tu bienestar.


 

Referencias bibliográficas
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