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Ejercicios Epicondilitis Traumatólogo Granada Dr Eugenio Diaz

 

 

 

La epicondilitis lateral, popularmente conocida como “codo de tenista”, es una afección del codo que afecta mayoritariamente a los tendones extensores del antebrazo. A pesar de su nombre, no solo perjudica a tenistas o deportistas de raqueta; también puede incidir en trabajadores de oficina, operarios industriales y amas de casa que realizan movimientos repetitivos de la muñeca y el codo. De hecho, cualquier persona que abuse de la extensión repetida de la muñeca o se exponga a cargas continuas en la zona puede desarrollar esta problemática.

A lo largo de los últimos años, la literatura científica ha evolucionado su visión sobre la epicondilitis lateral: de considerarse una inflamación pasajera, ha pasado a entenderse como un proceso más complejo de tendinopatía crónica, caracterizada por cambios degenerativos en el tendón. Esto hace que el tratamiento requiera de una aproximación integral y, en muchos casos, prolongada.

Para controlar y resolver la epicondilitis lateral proponemos un ejemplo de plan de rehabilitación de 12 semanas, que incluye ejercicios terapéuticos específicos, modalidades fisioterapéuticas y educación ergonómica. A través de programas progresivos de fortalecimiento y control del dolor, se puede lograr una mejoría notable en el dolor, la función y la calidad de vida, reduciendo el riesgo de recaídas.

El objetivo es ofrecer a los pacientes una guía completa que explique los fundamentos, los ejercicios y las recomendaciones necesarias para realizar un plan de rehabilitación de 12 semanas que ayude a superar la epicondilitis lateral.


Tabla de Contenido

Índice de Contenidos

 

  1. Importancia del plan de 12 semanas
  2. Protocolo de rehabilitación: estructura y componentes
    • 5.1. Fase inicial (semanas 1 a 4)
    • 5.2. Fase intermedia (semanas 5 a 8)
    • 5.3. Fase avanzada (semanas 9 a 12)
    • 5.4. Seguimiento y mantenimiento posterior
  3. Ejercicios clave para la epicondilitis
  4. Otras modalidades terapéuticas complementarias
  5. Errores frecuentes y consejos de prevención
  6. Preguntas frecuentes de los pacientes
  7. Conclusiones

 


1. Importancia del plan de 12 semanas

La duración de al menos 12 semanas se ha propuesto como un estándar en múltiples ensayos clínicos enfocados en la rehabilitación de la epicondilitis lateral  Esta temporalidad responde a la necesidad de dar al tendón un margen suficiente para la reorganización y el fortalecimiento. Durante este período, se busca no solo aliviar el dolor, sino también optimizar la resistencia del tendón, su capacidad elástica y la fuerza muscular, factores esenciales para prevenir recaídas.

Con 12 semanas de un programa excéntrico bien diseñado, se producen cambios sustanciales en la integridad y la rigidez del tendón, así como en la fuerza de la musculatura extensora. En la práctica, un periodo menor (por ejemplo, 4-6 semanas) puede aliviar parcialmente el dolor, pero no siempre logra consolidar las adaptaciones que evitan la persistencia de la lesión a largo plazo.


2. Protocolo de rehabilitación: estructura y componentes

El plan de rehabilitación de 12 semanas se fundamenta en tres fases principales, seguidas de un periodo de mantenimiento. Cada una de estas etapas responde a unos objetivos específicos en términos de control del dolor, movilización, fortalecimiento y reintroducción de cargas más altas. Esta progresión escalonada favorece la adaptación fisiológica del tendón y reduce el riesgo de sobrecarga durante el proceso.

2.1. Primera fase (semanas 1 a 4): control del dolor y reintroducción gradual de cargas ligeras

Objetivos principales:

  1. Aliviar el dolor y la inflamación residual.
  2. Preservar o restaurar la movilidad básica del codo y la muñeca.
  3. Iniciar la fase de concienciación corporal y reeducación del gesto.

Elementos clave de la primera fase:

  • Ejercicios isométricos suaves:
    • El paciente realiza contracciones mantenidas (5 a 10 segundos) del extensor de la muñeca contra una superficie estable, con una intensidad submáxima que no produzca dolor agudo.
    • Número de series: entre 2 y 3 al día, con 5-10 repeticiones por serie.
    • Los isométricos resultan efectivos para reducir el dolor y preservar la fuerza inicial sin generar un estrés excesivo sobre la inserción tendinosa.
  • Masaje de fricción transversal y liberación miofascial:
    • Contribuye a mejorar el flujo sanguíneo local y a “romper” adherencias o nudos musculares.
    • Puede llevarse a cabo de manera manual o con la ayuda de dispositivos específicos, siempre evitando la provocación de un dolor intenso.
  • Técnicas de enfriamiento (crioterapia):
    • Aplicaciones de 10-15 minutos, 2-3 veces al día, en la zona lateral del codo, particularmente tras las sesiones de ejercicios.
    • Facilitan la reducción del dolor y de los procesos inflamatorios incipientes.
  • Educación ergonómica y modificación de actividades:
    • Revisar la altura de la silla y la mesa en el trabajo, la posición del teclado y el ratón.
    • Evitar movimientos repetitivos de alto impacto en la muñeca, o realizar pausas frecuentes.
    • En caso de practicar deportes de raqueta, disminuir temporalmente la intensidad y corregir la técnica de golpeo.
  • Supervisión del dolor:
    • Se recomienda establecer un “umbral de molestia tolerable” (p. ej., dolor menor de 3/10 en la escala EVA) para no inhibir por completo la carga, pero tampoco aumentar la irritación del tendón.
    • Es importante recalcar que un ligero malestar durante los ejercicios es aceptable siempre que no se agrave posteriormente.

Al concluir esta primera etapa, se espera que el dolor haya menguado lo suficiente para permitir la transición a ejercicios más dinámicos y la introducción de cargas progresivas.


2.2. Segunda fase (semanas 5 a 8): fortalecimiento progresivo y adaptación tendinosa

Objetivos principales:

  1. Estimular la síntesis de colágeno y la reorganización estructural del tendón.
  2. Aumentar la fuerza y la resistencia de la musculatura extensora del antebrazo.
  3. Mantener bajo control la respuesta dolorosa, sin retrocesos en el proceso de mejora.

Elementos clave de la segunda fase (ahora en mayor profundidad):

  • Ejercicios excéntricos con cargas moderadas:
    • Constituyen el pilar de la recuperación en la tendinopatía crónica, ya que la fase excéntrica (la bajada de la muñeca con resistencia) crea un estímulo idóneo para la remodelación tendinosa.
    • Procedimiento sugerido:
      1. El antebrazo se apoya en una mesa, con la muñeca en ligera extensión y una mancuerna de 1-2 kg en la mano.
      2. Se desciende la muñeca lentamente en 3-5 segundos hasta la flexión.
      3. Se emplea la mano contraria para volver a la posición de inicio (o se hace de forma concéntrica con la misma mano, pero con menor intensidad).
      4. Se repiten 10-15 veces, completando 3-4 series diarias, según tolerancia.
    • Ajuste de la carga: se aumenta gradualmente el peso de la mancuerna cada 1-2 semanas, siempre y cuando el dolor se mantenga en niveles manejables.
  • Ejercicios combinados excéntrico-concéntricos:
    • Un escalón más intenso, donde el paciente realiza ambas fases (subida y bajada) de forma controlada, con un énfasis especial en la bajada para prolongar el tiempo bajo tensión.
    • La inclusión de estas rutinas duales mejora la ganancia de fuerza y la recuperación funcional.
  • Trabajo de estabilización del hombro y escápula:
    • A menudo, la epicondilitis lateral se asocia a déficits de la musculatura proximal del hombro y la cintura escapular que desequilibran la biomecánica del brazo.
    • Ejercicios con bandas elásticas para rotadores del hombro (rotación interna y externa), así como ejercicios de estabilidad escapular (ejemplo: “serratus punch”), pueden reducir compensaciones dañinas.
  • Control de la carga y periodización:
    • Inspirado en programas de entrenamiento deportivo, se alternan días de mayor volumen de ejercicios con días de menor carga para permitir la recuperación tendinosa.
    • Es esencial no incrementar más de un 10-15% la carga semanal para evitar picos de estrés.
  • Opcionales (según tolerancia del paciente):
    • Isométricos más intensos: Se puede mantener la contracción isométrica durante 10-15 segundos con mayor fuerza.
    • Ejercicios de rotación de antebrazo (pronación y supinación), con banda elástica o mancuerna, para implicar los músculos supinador y pronador teres, que juegan un rol en la estabilidad del codo.

Al finalizar esta segunda fase, el paciente debería experimentar una reducción significativa del dolor, un aumento de la fuerza del antebrazo y un mejor control de los movimientos. De ahí que se consigan progresivamente avances notables en tareas diarias como girar el pomo de una puerta o cargar objetos moderadamente pesados.


2.3. Tercera fase (semanas 9 a 12): consolidación de la fuerza y retorno a la funcionalidad avanzada

Objetivos principales:

  1. Potenciar la fuerza máxima y la resistencia muscular a niveles similares a los previos a la lesión.
  2. Preparar al tendón para actividades de alta demanda o tareas repetitivas prolongadas.
  3. Afianzar la técnica deportiva o laboral, para evitar recaídas.

Elementos clave de la tercera fase (con mayor detalle):

  • Entrenamiento pliométrico específico (en deportistas o trabajadores de alta exigencia):
    • Introduce movimientos explosivos y de mayor velocidad en la extensión de la muñeca o el codo, siempre bajo supervisión.
    • Ejemplo: botes controlados de una pelota contra una pared, extendiendo la muñeca de forma rápida al impactar, o pequeños saltos pliométricos sosteniendo una pelota medicinal ligera.
    • Estos ejercicios se implementan únicamente cuando el tendón tolera bien las cargas submáximas, pues la pliometría conlleva picos de fuerza elevados.
  • Ejercicios funcionales con gestos deportivos:
    • Para un tenista, se pueden simular golpes con banda elástica, incrementando la resistencia progresivamente y trabajando la coordinación de todo el brazo.
    • El fisioterapeuta o el entrenador deportivo deben corregir vicios posturales, agarres deficientes y mecanismos lesivos durante la ejecución.
  • Fortalecimiento global del miembro superior:
    • Además de focalizarse en la muñeca y antebrazo, se integra el trabajo de tríceps, bíceps y hombro, buscando la simetría muscular y la óptima distribución de cargas.
    • Un abordaje integral del miembro superior reduce la probabilidad de sobrecarga localizada en el codo.
  • Integración de la resistencia:
    • En esta etapa final, se pueden realizar ejercicios con mayor número de repeticiones (15-20) y reducciones más breves de descanso, simulando la resistencia necesaria en labores de larga duración o sesiones deportivas intensas.
  • Evaluación del gesto final y readaptación progresiva:
    • Se retoman, gradualmente, las actividades laborales o deportivas habituales, monitorizando si el dolor reaparece o si se producen compensaciones en la técnica.
    • El objetivo es culminar las 12 semanas con una funcionalidad casi plena y con la confianza de que el tendón está apto para resistir las exigencias diarias.

2.4. Fase de mantenimiento y prevención de recaídas

Finalizadas las 12 semanas, muchos pacientes se sienten completamente recuperados. Sin embargo, uno de los mayores riesgos de esta lesión es la recaída, especialmente si el sujeto retoma un volumen de actividad elevado sin mantener ejercicios de seguimiento.

Los estudios coinciden en recomendar:

  • Continuar con al menos 1-2 sesiones semanales de ejercicios excéntricos, isométricos o concéntricos moderados para mantener la fuerza tendinosa.
  • Seguir supervisando la técnica deportiva o laboral, evitando cargar en exceso la muñeca en extensión repetitiva.
  • Realizar estiramientos regulares de la musculatura extensora del antebrazo, especialmente antes y después de acciones de alta demanda.
  • Atender signos de alerta como el dolor al finalizar la jornada o la aparición de molestias matutinas, ajustando la actividad en consecuencia.

Esta fase de mantenimiento puede prolongarse varios meses, e incluso integrarse de manera indefinida en la rutina de ejercicio habitual de la persona, asegurando que la adaptación tendinosa se sostenga a lo largo del tiempo.

 


6. Ejercicios clave para la epicondilitis

 

Aunque cada plan de rehabilitación debe personalizarse, existen varios ejercicios que la literatura reciente considera “indispensables” para recuperar la función y la fuerza en la epicondilitis lateral. A continuación, profundizamos en ellos, añadiendo matices sobre su ejecución y las justificaciones científicas:

  1. Extensión excéntrica de muñeca con mancuerna
    • Descripción detallada:
      1. Sentado, apoyar el antebrazo en una mesa con la palma de la mano mirando hacia el suelo.
      2. Sujetar una mancuerna de 1-2 kg (o una botella de agua) con la muñeca ligeramente extendida.
      3. Bajar lentamente la muñeca (flexión) en 3-5 segundos, controlando el movimiento.
      4. Retornar a la posición inicial de forma pasiva con la otra mano (fase inicial de la rehabilitación) o activamente (fase intermedia y avanzada).
    • Claves biomecánicas: Se enfoca en la fase excéntrica (la bajada), momento en el que el tendón se alarga bajo tensión, estimulando la reparación. El énfasis excéntrico mejora la estructura y la resistencia del tendón de forma más eficaz que los ejercicios puramente concéntricos.
  2. Ejercicios isométricos en rango medio
    • Ejecución:
      1. Con el codo flexionado a 90°, se sostiene la muñeca en una posición neutra o ligeramente extendida contra una superficie (o con la mano contraria), generando resistencia.
      2. Mantener la contracción entre 5 y 15 segundos, cuidando que el dolor no supere un umbral tolerable.
    • Ventajas: Reducen el dolor, preservan la fuerza y pueden practicarse con baja irritación tendinosa. La inclusión de isométricos desde etapas tempranas mejora la adherencia del paciente al programa de rehabilitación.
  3. Extensión concéntrico-excéntrica con banda elástica
    • Dinámica: El paciente realiza tanto la extensión concéntrica (subida) como la excéntrica (bajada) con la resistencia variable de una banda elástica.
    • Progresión: Se puede empezar con bandas de menor resistencia (por ejemplo, color amarillo o rojo) e ir avanzando hacia bandas más rígidas (verde, azul).
    • Fundamento: Combinar ambas fases musculares ofrece un estímulo completo para el fortalecimiento, desarrollando tanto potencia como control en la fase de descenso.
  4. Ejercicios de pronosupinación
    • Importancia: La capacidad de girar la muñeca en pronación y supinación se relaciona con actividades tan comunes como usar un destornillador, abrir un pomo o hacer un revés en el tenis.
    • Implementación:
      1. Se toma una mancuerna pequeña (o un martillo), sosteniéndola verticalmente con el codo pegado al costado.
      2. Se rota el antebrazo en pronación y luego en supinación, de forma controlada, abarcando todo el rango de movimiento posible sin dolor excesivo.
    • Nivel avanzado: Añadir un pequeño contrapeso en el extremo del objeto (p. ej., cinta con un peso) para intensificar la resistencia.
  5. Ejercicios de agarre (hand grip) y prensión
    • Objetivo: Mejorar la fuerza de prensión, fundamental en tareas cotidianas (sujetar un vaso, abrir un bote, etc.).
    • Modalidad:
      • Uso de pelotas de goma o de espuma rígida: Se aprieta con diferentes intensidades durante 5-10 segundos.
      • Empuñaduras ajustables (hand grippers): Se puede regular la resistencia para progresar en fuerza.
    • Precauciones: Evitar la hiperextensión de la muñeca mientras se ejerce la prensión, ya que podría exacerbar el dolor en el epicóndilo lateral.
  6. Estiramientos de los extensores del antebrazo
    • Ejemplo: Extender el codo y flexionar la muñeca con ayuda de la otra mano, manteniendo 20-30 segundos. Se puede notar un “tirón” moderado en la región extensora.
    • Importancia: Los estiramientos controlados, sumados a la fase excéntrica, tienden a restaurar la longitud óptima de la unidad músculo-tendón y previenen contracturas o adaptaciones disfuncionales.
  7. Ejercicios de control escapular y hombro
    • Aunque parezca distante de la zona epicondílea, la estabilidad del hombro y la escápula impacta en la alineación general del miembro superior.
    • Recomendaciones: Ejercicios en decúbito lateral o con bandas elásticas para el manguito rotador (rotación interna y externa), además de movimientos de retracción escapular.
    • Beneficios: Al mejorar el sostén proximal, se minimizan compensaciones que sobrecargan el codo.
  8. Simulación de gestos deportivos con resistencia progresiva
    • En personas que retornan al tenis, pádel u otros deportes de raqueta, se pueden reproducir golpes (drive, revés) con bandas elásticas, ajustando la resistencia a medida que el codo tolera mejor las cargas.
    • Así, se reentrena la coordinación y la fuerza funcional en un entorno seguro, sin la imprevisibilidad de la pelota en movimiento.

Con esta batería de ejercicios, bien dosificada y supervisada, la mayoría de pacientes experimenta mejoras significativas en su sintomatología y en su capacidad para afrontar tareas cotidianas. No obstante, la constancia, la correcta técnica y la progresión adaptada a la tolerancia individual son factores determinantes para alcanzar resultados óptimos.


7. Otras modalidades terapéuticas complementarias

Si bien el pilar del tratamiento es un programa de ejercicios pautado, muchas guías clínicas y estudios de alta relevancia señalan la utilidad de terapias complementarias, en particular cuando el dolor o la inflamación inicial dificultan la adhesión al programa:

  • Ondas de choque extracorpóreas (ESWT): Favorecen la vascularización local y la regeneración tendinosa, facilitando el alivio del dolor a mediano plazo.
  • Electrólisis percutánea terapéutica (EPTE): Una microcorriente galvánica aplicada directamente sobre el tendón lesionado para promover la reparación.
  • Infiltraciones:
    • Corticosteroides: Suelen aliviar el dolor en fases agudas, pero su uso prolongado y repetido puede debilitar el tendón.
    • Plasma rico en plaquetas (PRP): Existen revisiones que muestran resultados prometedores, aunque todavía se debaten los protocolos más eficaces en epicondilitis.
  • Acupuntura o punción seca: Refiere cierto grado de evidencia para aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad en combinación con los ejercicios.
  • Órtesis o cinchas para el antebrazo: Ayudan a reducir la tensión sobre el tendón extensor, pero no deben reemplazar los ejercicios. Pueden utilizarse como apoyo puntual en actividades dolorosas.

8. Errores frecuentes y consejos de prevención

A lo largo de un plan de 12 semanas, es fácil incurrir en algunos errores que lastran la recuperación:

  1. Abandonar el programa antes de tiempo: Muchos pacientes notan mejoría del dolor en 4-6 semanas y detienen el protocolo. Esto puede conducir a una recaída, ya que el tendón no habrá completado su proceso de reorganización.
  2. Sobrecargar demasiado pronto: Aumentar la intensidad de los ejercicios sin respetar la progresión adecuada puede empeorar el cuadro.
  3. Ignorar la técnica deportiva o laboral: Si persiste un gesto inadecuado, la patología tiende a reaparecer. Es esencial corregir la técnica de golpeo y la ergonomía en el puesto de trabajo.
  4. Falta de descanso y recuperación: Aunque sea importante ejercitar el codo, también es crucial permitirle recuperarse. Dormir lo suficiente y espaciar las sesiones de trabajo intenso contribuye a una mejor adaptación del tendón.

Para prevenir la epicondilitis lateral (o evitar su reaparición), los especialistas recomiendan:

  • Mantener un programa mínimo de ejercicios de mantenimiento tras las 12 semanas.
  • Realizar calentamientos adecuados antes de la actividad física.
  • Ajustar la empuñadura de la raqueta, la tensión del cordaje o la ergonomía de las herramientas.
  • Realizar pausas regulares en actividades repetitivas.

9. Preguntas frecuentes de los pacientes

1. ¿Es doloroso hacer ejercicios con epicondilitis lateral?
La mayoría de los ejercicios pueden generar cierta molestia inicial, pero no deben provocar un dolor incapacitante. Es fundamental ajustar la intensidad y respetar el umbral de tolerancia.

2. ¿Cuánto tiempo se tarda en notar mejoría?
Por lo general, se observan mejorías significativas del dolor alrededor de las 4-6 semanas. Sin embargo, para lograr cambios más profundos en la resistencia y la estructura del tendón, se precisa completar las 12 semanas.

3. ¿Puedo realizar estas rutinas en casa sin supervisión médica?
Aunque algunos ejercicios se pueden hacer de forma autónoma, lo recomendable es contar con la guía de un fisioterapeuta o traumatólogo, al menos en las fases iniciales, para garantizar la ejecución correcta y la progresión adecuada.

4. ¿Las infiltraciones de corticosteroides o PRP sustituyen el ejercicio?
No. Estas intervenciones pueden ayudar a controlar el dolor o favorecer la recuperación, pero los estudios indican que la adherencia a un programa de ejercicios es clave para la recuperación total.

5. ¿Qué hacer si el dolor empeora?
En ese caso, conviene disminuir la intensidad, revisar la técnica o la frecuencia de los ejercicios y consultar al especialista para ajustar el protocolo. El dolor excesivo es señal de que el tendón no está soportando bien la carga.


10. Conclusiones

La epicondilitis lateral o codo de tenista puede convertirse en una lesión crónica si no se aborda de forma metódica. Los planes de rehabilitación han demostrado una eficacia notable para restaurar la fuerza, la funcionalidad y la integridad tendinosa en la zona del codo. A lo largo de este periodo, se combinan ejercicios isométricos y excéntricos, progresando hacia movimientos de mayor carga y complejidad, siempre acompañados de una correcta educación ergonómica y eventuales terapias complementarias.

Para los pacientes que deseen liberarse de este dolor y retomar sus actividades sin limitaciones, resulta esencial respetar cada fase de la rehabilitación. Además, se recomienda ajustar factores de riesgo como la técnica deportiva y la posición laboral, elementos que, de mantenerse erróneos, pueden propiciar recaídas. Con un enfoque responsable y progresivo, un elevado porcentaje de personas logra una completa recuperación y vuelve a su rutina habitual.

Si notas molestias en el codo que dificultan tu día a día, el Dr. Eugenio Díaz puede orientarte con un diagnóstico certero y un programa de rehabilitación adecuado a tus necesidades específicas. Con la ayuda de un equipo experto y un compromiso firme por parte del paciente, la vuelta a la normalidad suele ser posible.


 

 

 

 

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