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Tumor de Células Gigantes Traumatologo Granada Dr Eugenio Díaz

 

 

 

El tumor de células gigantes (TCG) en la rodilla representa una lesión ósea de comportamiento localmente agresivo que afecta con frecuencia a pacientes jóvenes y de mediana edad. A pesar de que la incidencia de este tumor no es tan alta como la de otras lesiones oncológicas óseas, su localización alrededor de la rodilla genera un desafío clínico, puesto que puede causar dolor, inestabilidad articular, fracturas patológicas y, en algunos casos, secuelas funcionales a largo plazo.

En la última década, la ciencia médica ha avanzado en el entendimiento de los mecanismos celulares y moleculares que subyacen en este tumor. De esta manera, han surgido nuevas opciones de tratamiento (como el uso de denosumab) que, combinadas con técnicas quirúrgicas cada vez más precisas, mejoran los resultados funcionales y reducen la tasa de recurrencia. Sin embargo, el manejo de esta patología sigue exigiendo un abordaje multidisciplinario, en el que la colaboración entre cirujanos ortopédicos, oncólogos y radiólogos resulte esencial para tomar las mejores decisiones terapéuticas.

Este artículo pretende brindar una visión global y actualizada sobre el TCG de rodilla. El objetivo es exponer, de forma didáctica y accesible para el paciente, los aspectos principales de esta enfermedad: sus causas, sus síntomas, la variedad de métodos diagnósticos y las opciones de tratamiento, así como las perspectivas de futuro en la investigación.

Si estás buscando resolver dudas acerca de este tipo de tumor óseo, entender mejor en qué consiste su manejo o evaluar el tratamiento más conveniente en tu caso, sigue leyendo. Encontrarás un contenido amplio y cuidadosamente redactado para ayudarte a comprender de forma sencilla todo lo que necesitas saber acerca del TCG de rodilla.


Tabla de Contenido

Índice de Contenidos

  1. Definición y aspectos generales del Tumor de Células Gigantes de Rodilla
  2. Epidemiología y factores de riesgo
  3. Etiología y patogenia: ¿Por qué aparece el TCG en la rodilla?
  4. Presentación clínica: síntomas y signos de alerta
  5. Diagnóstico por imágenes
    • 5.1 Radiografía convencional
    • 5.2 Resonancia magnética (RM)
    • 5.3 Tomografía computarizada (TC)
    • 5.4 Estudios especiales (PET-CT, gammagrafía)
  6. Biopsia y estudio histopatológico
  7. Opciones de tratamiento
    • 7.1 Tratamiento quirúrgico (curetaje, resección amplia, técnicas reconstructivas)
    • 7.2 Radioterapia: indicaciones actuales
    • 7.3 Tratamiento farmacológico (denosumab y otros agentes)
    • 7.4 Ablación por radiofrecuencia y otros procedimientos complementarios
  8. Nuevas tecnologías y tendencias terapéuticas
    • 8.1 Cirugía asistida por computadora
    • 8.2 Implantes 3D y endoprótesis personalizadas
    • 8.3 Terapias inmunológicas e investigación futura
  9. Rehabilitación y recuperación funcional
    • 9.1 Fisioterapia posoperatoria
    • 9.2 Adaptación y consejos para retomar las actividades cotidianas
  10. Recurrencia y seguimiento a largo plazo
  11. Complicaciones potenciales
  12. Prevención y vigilancia precoz
  13. Preguntas frecuentes de los pacientes
  14. Conclusiones

1. Definición y aspectos generales del Tumor de Células Gigantes de Rodilla

El tumor de células gigantes de hueso (TCG) es una neoplasia ósea generalmente benigna, pero localmente agresiva, conformada por un proliferado de células gigantes multinucleadas y células mononucleares que suelen presentar una alta actividad osteoclástica. Se localiza sobre todo en la región epifisaria-metafisaria de los huesos largos, siendo la rodilla (fémur distal y tibia proximal) una de las zonas más comunes.

En publicaciones recientes de The Journal of Bone & Joint Surgery  y Clinical Orthopaedics and Related Research, se destaca que su morfología corresponde a un tejido altamente vascularizado, con una apariencia que puede generar destrucción y adelgazamiento cortical. Por ello, la vigilancia estrecha y el abordaje terapéutico oportuno resultan cruciales.


2. Epidemiología y factores de riesgo

Según varios estudios , el TCG representa aproximadamente el 5% de todos los tumores primarios de hueso, afectando con frecuencia a adultos entre los 20 y 40 años. No existe un claro predominio por sexo, pero algunas series han observado una ligera prevalencia en mujeres. La mayoría de los casos se diagnostican cuando el paciente presenta dolor localizado y progresivo alrededor de la rodilla.

Entre los factores de riesgo propuestos se incluyen posibles alteraciones genéticas, condiciones inflamatorias crónicas y, en casos escasos, una asociación con traumatismos previos. Sin embargo, gran parte de la evidencia señala que la aparición del TCG es mayoritariamente esporádica y no se vincula a un antecedente familiar directo.


3. Etiología y patogenia: ¿Por qué aparece el TCG en la rodilla?

Los mecanismos etiológicos del TCG aún no se entienden por completo. Estudios moleculares  apuntan hacia un desequilibrio en la expresión de citoquinas y factores de crecimiento que estimulan la proliferación de osteoclastos.

La sobreexpresión del ligando RANK (Receptor Activator of Nuclear Factor Kappa-B) y su interacción con el receptor RANK en las células precursoras osteoclásticas explican, en parte, la agresividad de este tumor. Precisamente, la introducción de denosumab (un anticuerpo monoclonal que bloquea RANKL) ha revolucionado el tratamiento, logrando frenar la destrucción ósea y facilitando la planificación quirúrgica.


4. Presentación clínica: síntomas y signos de alerta

El síntoma más frecuente es el dolor alrededor de la rodilla, que suele aumentar con la actividad física y mejorar con el reposo. Con el tiempo, el dolor se vuelve constante y puede asociarse con tumefacción, aumento de la temperatura local, limitación de la movilidad articular y, en ciertos casos, inestabilidad o fracturas patológicas.

En una proporción menor, algunos pacientes detectan una masa palpable, lo que acelera la consulta médica. La mayoría de las personas describe que sus molestias se vuelven progresivamente más intensas, impidiéndoles llevar a cabo rutinas de ejercicio o actividades cotidianas como subir o bajar escaleras.


5. Diagnóstico por imágenes

El diagnóstico del TCG de rodilla inicia habitualmente con las técnicas de imagen convencionales y se confirma mediante biopsia. La relevancia de la correlación clínico-radiológica resulta esencial para descartar otras entidades que pueden simular un TCG.

5.1 Radiografía convencional

La radiografía simple es el primer estudio. El TCG típicamente se muestra como una lesión lítica, con bordes definidos, situada en la epífisis y extendiéndose hacia la metáfisis. Puede existir adelgazamiento cortical y la falta de reacción perióstica prominente suele ser un signo característico.

5.2 Resonancia magnética (RM)

La RM aporta información detallada sobre la extensión intramedular y la posible afectación de partes blandas. Este método es clave para la planificación quirúrgica, ya que ayuda a delimitar la zona que será objeto de curetaje o resección. La resonancia es útil para distinguir la recurrencia tumoral de los cambios posquirúrgicos.

5.3 Tomografía computarizada (TC)

La TC es especialmente valiosa para evaluar la destrucción cortical y la posible invasión articular. También se utiliza para guiar la biopsia, asegurando que se tome tejido de la región representativa de la lesión. La TC puede ayudar a planificar el abordaje e instrumentación durante la cirugía.

5.4 Estudios especiales (PET-CT, gammagrafía)

Aunque no siempre se emplean de rutina, en casos complejos la PET-CT o la gammagrafía ósea permiten estimar la actividad metabólica del tumor, identificar metástasis pulmonares o valorar si hay otras áreas de lesión. Estos estudios complementarios se reservan, por lo general, para situaciones en que se sospechan múltiples focos tumorales, fracturas patológicas o recurrencias inusuales.


6. Biopsia y estudio histopatológico

El diagnóstico definitivo se establece con la biopsia. Se recomienda que sea realizada por el mismo equipo que llevará a cabo el tratamiento definitivo, evitando trayectos contaminados. El patólogo confirmará la presencia de células gigantes multinucleadas y células mononucleares estromales, características del TCG. Algunos rasgos histológicos, como la proliferación celular agresiva o la presencia de hemorragia intralesional, podrían correlacionarse con un mayor riesgo de recurrencia.

Además, la biopsia descarta lesiones malignas como el osteosarcoma o el sarcoma de Ewing, que pueden presentar patrones líticos similares en la radiografía.


7. Opciones de tratamiento

El manejo terapéutico del tumor de células gigantes en la rodilla requiere una estrategia multidisciplinar que incluya la participación de cirujanos ortopédicos, oncólogos, radiólogos y, en ocasiones, especialistas en radioterapia. La elección del tratamiento depende de la extensión de la lesión, su localización exacta en relación con la articulación, la edad del paciente, su nivel de actividad física y la experiencia del centro médico. En las últimas dos décadas, se han realizado avances significativos tanto en los procedimientos quirúrgicos como en las terapias farmacológicas, lo que ha mejorado de forma considerable el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.

7.1 Tratamiento quirúrgico: detalles y variantes técnicas

  1. Curetaje intralesional o ampliado

    • Técnica básica: Consiste en la apertura quirúrgica del foco tumoral y el “raspado” o legrado exhaustivo de todo el tejido patológico. La cavidad resultante se rellena con injertos óseos autólogos o alógenos, cemento óseo (polimetilmetacrilato, PMMA) o una combinación de ambos.
    • Extensión de la resección:
      • Curetaje intralesional “estándar”: Se extrae la mayor parte del tejido tumoral, intentando no dañar el hueso sano circundante. Es menos agresivo y suele preservar la estabilidad articular.
      • Curetaje intralesional ampliado: Implica el uso de técnicas adyuvantes adicionales para “limpiar” al máximo la cavidad ósea de células tumorales residuales (por ejemplo, aplicación de fenol, nitrógeno líquido, radiofrecuencia, etc.).
    • Ventajas:
      • Preservación de la articulación.
      • Menor morbilidad comparada con la resección amplia.
      • Recuperación funcional más rápida.
    • Desventajas:
      • Tasa de recurrencia local relativamente alta (10-25%).
      • Posible inestabilidad si la lesión es muy grande o compromete la cortical.
  2. Resección amplia (en bloque) y reconstrucción

    • Indicaciones:
      • Lesiones muy extensas y de margen indefinido.
      • Fracturas patológicas complejas.
      • Casos en que el TCG invade la articulación o los tejidos blandos de manera significativa.
    • Opciones de reconstrucción:
      • Prótesis metálica (endoprótesis): Cuando se extrae un segmento óseo grande que incluye la articulación, se coloca una prótesis (a veces modular, a veces hecha a medida).
      • Injertos óseos masivos: Pueden proceder de bancos de huesos o de autoinjerto si es factible, aunque se suelen preferir aloinjertos estructurales por la gran cantidad de hueso que se precisa.
      • Combinación prótesis-injerto: En ciertos escenarios, se emplean mezclas de injerto óseo y componentes metálicos para reemplazar partes del fémur distal o la tibia proximal y restablecer la rodilla.
    • Ventajas:
      • Disminución drástica del riesgo de recurrencia local.
      • Control oncológico más contundente en lesiones muy agresivas.
    • Desventajas:
      • Mayor afectación funcional (dependiendo de la extensión).
      • Cirugía más prolongada, con mayor riesgo de complicaciones (infección, aflojamiento de la prótesis, fractura del injerto).
      • Necesidad potencial de revisiones protésicas en el futuro.
  3. Técnicas adyuvantes para disminuir la recurrencia

    • Aplicación de fenol: Se utiliza para “quemar” químicamente la pared interna de la cavidad tras el curetaje.
    • Crioterapia: Se congela la cavidad con nitrógeno líquido para destruir posibles células tumorales residuales.
    • Radiofrecuencia: Ablación térmica controlada que elimina las células remanentes, aunque su uso sigue en desarrollo en algunos centros.
    • Sellado con cemento óseo (PMMA): El calor producido durante la polimerización del cemento puede actuar como adyuvante, eliminando células tumorales en la superficie ósea.
  4. Curetaje asistido por técnicas de navegación quirúrgica

    • El uso de herramientas de planificación digital y guías de corte diseñadas en 3D puede ayudar a delinear con precisión los márgenes de la lesión. Esto permite un curetaje más minucioso sin sacrificar tejido sano de forma innecesaria.
  5. Reconstrucciones con tecnología 3D personalizada

    • En los últimos años, la impresión 3D ha permitido fabricar implantes que se ajustan de forma milimétrica a los defectos óseos de cada paciente. Esto reduce el riesgo de inestabilidad articular y favorece una consolidación más fisiológica.

7.2 Radioterapia: roles específicos y controversias

  • Indicaciones concretas:
    • Pacientes con lesiones inoperables o de muy alto riesgo quirúrgico.
    • Tumores que envuelven estructuras neurovasculares críticas, dificultando o contraindicado el abordaje quirúrgico.
    • Casos de recurrencias múltiples en los que no se puede volver a intervenir de forma segura o eficaz.
  • Tipos de radioterapia:
    • Radioterapia de haz externo, conformada en tres dimensiones (3D-CRT), usada con dosis fraccionadas.
    • Radioterapia de intensidad modulada (IMRT), que ajusta el perfil de dosis para minimizar la irradiación de tejidos sanos.
  • Riesgos y beneficios:
    • La radioterapia puede controlar el crecimiento local del TCG.
    • Existe, no obstante, un riesgo bajo pero existente de transformación maligna (según varios estudios, entre el 1% y el 2% a largo plazo), lo que justifica la prudencia y la limitación de su uso a casos muy selectos.

7.3 Tratamiento farmacológico: denosumab y más allá

  1. Denosumab (anti-RANKL)

    • Mecanismo de acción: Bloquea la vía RANK–RANKL, reduciendo el estímulo osteoclástico que caracteriza al TCG.
    • Fases de tratamiento:
      • Preoperatorio: Se administra durante varios meses para reducir el tamaño tumoral y disminuir el sangrado intraoperatorio, facilitando un curetaje más conservador.
      • Paliativo: En casos en los que no es viable la cirugía o existe metástasis, el denosumab puede estabilizar el tumor y aliviar el dolor.
    • Duración óptima:
      • Algunos ensayos señalan que la duración de la terapia varía entre 3 y 6 meses antes de la intervención, pero puede extenderse en función de la respuesta radiológica y clínica.
    • Efectos secundarios:
      • Hipocalcemia transitoria, riesgo de osteonecrosis de mandíbula en tratamientos prolongados, entre otros.
    • Retos pendientes:
      • Definir la duración ideal en casos de tumores recurrentes.
      • Determinar la seguridad de su uso a largo plazo en pacientes jóvenes.
  2. Otros agentes en investigación

    • Bisfosfonatos: Menos empleados desde la aparición de denosumab, pero con cierta acción antiosteoclástica.
    • Nuevas dianas moleculares: Investigaciones en curso analizan fármacos que inhiben vías de señalización proangiogénicas o citoquinas implicadas en la proliferación del TCG.

7.4 Ablaciones mínimamente invasivas y procedimientos complementarios

  • Radiofrecuencia: Ablación por calor interno del tumor que complementa el legrado quirúrgico.
  • Ultrasonidos focalizados guiados por RM: San reportado casos en los que la aplicación local de ultrasonidos de alta intensidad “quema” selectivamente el tejido tumoral. Su uso es todavía experimental en la rodilla.
  • Embolización arterial preoperatoria: En TCG muy vascularizados, el bloqueo de las arterias que nutren el tumor (embolización) puede disminuir el sangrado quirúrgico y facilitar la resección.

En resumen, el tratamiento del TCG de rodilla combina, en la mayoría de los casos, medidas quirúrgicas conservadoras (curetaje) o más radicales (resección amplia) con adyuvantes físicos, químicos o farmacológicos. Cada paciente requiere una evaluación individualizada para determinar la estrategia que ofrezca el mejor balance entre control oncológico y funcionalidad a largo plazo.


8. Nuevas tecnologías y tendencias terapéuticas

La aparición de tecnologías de planificación quirúrgica asistida por computadora, así como la impresión 3D de guías y prótesis, ha cambiado el enfoque del cirujano ortopédico frente al TCG de rodilla.

8.1 Cirugía asistida por computadora

Los sistemas de navegación quirúrgica permiten planificar con precisión los márgenes de resección, reducir la pérdida de hueso sano y optimizar la colocación de implantes. Abdeen et al. (2020) destacan que la tasa de margen negativo y el control local del tumor mejoran con el uso de asistencia computerizada.

8.2 Implantes 3D y endoprótesis personalizadas

La cirugía reconstructiva tras la resección en bloque del TCG puede beneficiarse de los implantes “a medida”. Estos dispositivos buscan restaurar la anatomía del paciente con alta fidelidad, lo que redunda en una mejor funcionalidad, menor desgaste articular a largo plazo y un mayor grado de satisfacción del paciente.

8.3 Terapias inmunológicas e investigación futura

Si bien el TCG se considera un tumor “localmente maligno” con baja tasa de metástasis (salvo excepciones en pulmón), están surgiendo estudios sobre la modulación inmunológica. La idea es regular la respuesta del organismo contra este tumor y potenciar la acción de anticuerpos específicos, combinándolos con agentes que bloqueen rutas proinflamatorias. A medida que avanza la investigación, es probable que surjan nuevas aproximaciones terapéuticas con menor morbilidad y una eficacia creciente.


9. Rehabilitación y recuperación funcional

Tras la cirugía, la rehabilitación es fundamental para maximizar la funcionalidad de la rodilla y prevenir atrofias musculares o rigideces articulares.

9.1 Fisioterapia posoperatoria

La fisioterapia debe iniciarse tan pronto como el cirujano lo permita, habitualmente a la semana de la intervención, o incluso antes si se ha empleado un abordaje mínimamente invasivo. Los objetivos iniciales incluyen:

  • Control del dolor e inflamación.
  • Movilización pasiva de la rodilla para prevenir adherencias.
  • Ejercicios isométricos suaves para fortalecer el cuádriceps.

Conforme pasa el tiempo, se van incorporando ejercicios de carga parcial y progresiva, siempre adaptados a la estabilidad de la reconstrucción y la respuesta del paciente. Un programa fisioterapéutico adecuado puede durar entre 3 y 9 meses, según la magnitud de la cirugía y la capacidad de regeneración de cada persona.

9.2 Adaptación y consejos para retomar las actividades cotidianas

Durante la fase de convalecencia, es recomendable:

  • Usar apoyos o muletas hasta que el cirujano autorice la carga total.
  • Vigilar el estado de la herida quirúrgica y las posibles señales de infección.
  • Mantener un equilibrio adecuado entre descanso y actividad física supervisada.

La reincorporación a deportes de impacto o trabajos exigentes conlleva más tiempo, e incluso puede verse limitada en casos de grandes resecciones o prótesis masivas.


10. Recurrencia y seguimiento a largo plazo

La recurrencia local del tumor de células gigantes de rodilla es uno de los principales desafíos en la práctica clínica. Aunque el TCG se cataloga a menudo como “benigno” por su tendencia limitada a metastatizar, su naturaleza localmente agresiva puede generar destrucción extensa del hueso, afectación articular y recidivas que comprometen el futuro funcional de la rodilla.

10.1 Factores de riesgo de recurrencia

  1. Extensión inicial del tumor
    • Lesiones que se aproximan a la articulación o invaden partes blandas aumentan el riesgo de recaída, pues a menudo requieren curetajes más complejos y existe mayor probabilidad de que queden células residuales.
  2. Método de tratamiento primario
    • La resección en bloque tiene menor tasa de recurrencia que el curetaje simple, pero a expensas de una mayor afectación funcional.
    • El empleo de adyuvantes (fenol, crioterapia, etc.) parece reducir modestamente el riesgo de recaídas en comparación con el curetaje simple.
  3. Biología del tumor
    • Ciertos patrones histológicos, como una elevada celularidad o una proliferación agresiva de células mononucleares, se han asociado con mayor probabilidad de recidiva.
  4. Tratamiento con denosumab
    • Puede enmascarar la actividad tumoral, reduciendo momentáneamente los signos radiológicos de agresividad y permitiendo un curetaje menos extenso. Sin embargo, si no se realiza una resección adecuada, el tumor puede reactivarse cuando se suspende el fármaco.

10.2 Intervalos de recurrencia y presentación clínica

  • Tiempo típico de recidiva
    • Muchas recurrencias aparecen dentro de los primeros 2-3 años tras la cirugía. Sin embargo, se han descrito recidivas tardías (5 a 10 años después), lo que obliga a un seguimiento prolongado.
  • Síntomas
    • El paciente puede experimentar dolor de nueva aparición, inflamación articular progresiva o inestabilidad.
    • En algunos casos, se detecta una masa o engrosamiento alrededor de la cicatriz quirúrgica o en la misma ubicación del tumor original.

10.3 Estrategias de seguimiento

  1. Controles radiográficos periódicos
    • Radiografías de la rodilla en proyecciones anteroposterior y lateral, cada 3-6 meses durante los primeros 2 años, luego con menor frecuencia si no hay signos de progresión.
  2. Resonancia magnética anual o bianual
    • Permite una evaluación más detallada de los tejidos blandos y la médula ósea, de modo que se identifiquen recidivas tempranas no visibles en la radiografía convencional.
  3. Tac o PET-CT
    • Empleadas en situaciones concretas, como sospecha de recurrencia multifocal o metástasis pulmonares.
  4. Monitorización clínica
    • Valoración de los síntomas referidos por el paciente (dolor, rigidez, etc.), exploración física y pruebas de función articular (e.g., rango de movilidad, pruebas de estabilidad) para detectar señales precoces de recidiva o complicaciones.

10.4 Manejo de la recidiva

  • Reintervención quirúrgica
    • Un nuevo curetaje si la lesión recurrente es pequeña.
    • Resección amplia si la recidiva es extensa o compromete la articulación y la estabilidad.
    • Posible utilización de adyuvantes adicionales (crioterapia, fenolización) o implantes protésicos.
  • Uso de denosumab o radioterapia
    • Como tratamiento complementario, especialmente si la recidiva es compleja de abordar quirúrgicamente.
  • Focos metastásicos
    • En la minoría de los casos con metástasis (principalmente en pulmón), el manejo puede incluir metastectomía, radioterapia pulmonar o denosumab sistémico.

En conclusión, la recurrencia del TCG de rodilla sigue representando un importante reto. El seguimiento a largo plazo —por un periodo de al menos 5 a 10 años— resulta necesario para detectar y abordar precozmente cualquier nueva proliferación tumoral. Las decisiones terapéuticas en caso de recidiva deben ser individuales, considerando la magnitud de la lesión, los antecedentes de tratamientos previos y la situación general del paciente.


11. Complicaciones potenciales

El tumor de células gigantes de rodilla, así como sus tratamientos, puede dar lugar a una serie de complicaciones que afecten tanto la evolución oncológica como la calidad de vida del paciente. Algunas de estas complicaciones se relacionan con la agresividad intrínseca del TCG y otras derivan de las intervenciones quirúrgicas o de los tratamientos complementarios.

11.1 Fracturas patológicas y debilidad ósea

  1. Causas
    • Si el tumor debilita la cortical o penetra en la articulación, un traumatismo mínimo puede conducir a una fractura.
    • La inserción temprana y excesiva de carga tras la cirugía aumenta el riesgo de fractura o hundimiento en la zona de injerto óseo o cemento.
  2. Prevención
    • Aplicar un soporte adecuado (férulas, ortesis) antes o después de la cirugía, según sea preciso.
    • Seguir pautas de carga progresiva durante el periodo de rehabilitación.
  3. Tratamiento
    • Reducción y osteosíntesis con placas, tornillos o clavos intramedulares, si la fractura afecta a zonas no protésicas.
    • Sustitución protésica en casos de fracturas complejas en un hueso previamente dañado y con resecciones extensas.

11.2 Inestabilidad articular y limitaciones de movilidad

  1. Origen
    • Extirpaciones amplias cerca de la superficie articular pueden desestabilizar la rodilla si la reconstrucción no se realiza con exactitud anatómica.
    • Deformidades residuales o defectos de alineación también influyen en la mecánica de la articulación.
  2. Rehabilitación y manejo
    • Programas intensivos de fisioterapia para reforzar musculatura y mejorar la propiocepción.
    • Utilización de ortesis de rodilla o férulas estabilizadoras en fases tempranas.
    • Correcciones quirúrgicas secundarias (osteotomías, recambios protésicos) si la inestabilidad persiste y afecta la función diaria.

11.3 Infecciones postquirúrgicas

  1. Factores de riesgo
    • Cirugías de larga duración, especialmente en procedimientos de resección amplia con colocación de prótesis.
    • Presencia de hematomas o necrosis tisular en el lecho quirúrgico.
    • Estados de inmunosupresión (por ejemplo, uso prolongado de denosumab o co-morbilidades sistémicas).
  2. Prevención
    • Estrictos protocolos de asepsia y antisepsia.
    • Profilaxis antibiótica perioperatoria.
    • Cuidados meticulosos de la herida postoperatoria.
  3. Tratamiento
    • Antibioticoterapia dirigida según cultivo.
    • Desbridamiento quirúrgico si existe un absceso o una infección profunda.
    • En casos de infección protésica severa, se puede requerir la extracción de la prótesis y la colocación de un “espaciador” temporal con cemento impregnado de antibióticos, seguido de la recolocación de una nueva prótesis una vez controlada la infección.

11.4 Aflojamiento protésico y fallos de la reconstrucción

  1. Causas
    • Mala integración entre el hueso y los componentes protésicos.
    • Sobrecarga mecánica excesiva o mal alineamiento tras la cirugía.
  2. Síntomas
    • Dolor progresivo, inestabilidad, chasquidos anómalos en la rodilla.
  3. Soluciones
    • Revisión quirúrgica del implante, con recambio de componentes.
    • Ajuste de la técnica de fijación (por ejemplo, paso de no cementado a cementado, uso de nuevas tecnologías de osteointegración).

11.5 Osteonecrosis y problemas óseos asociados a fármacos

  1. Osteonecrosis de mandíbula con denosumab
    • Aunque no es frecuente en comparación con el uso prolongado de bisfosfonatos, puede aparecer.
    • Precaución en pacientes sometidos a extracciones dentales o con mala salud bucal.
  2. Hipercalcemia de rebote tras la suspensión de denosumab
    • Se han descrito casos aislados en los que, al interrumpir bruscamente la administración, se produce un aumento transitorio de la resorción ósea.

11.6 Metástasis en pulmón y progresión maligna

  1. Metástasis pulmonares
    • El TCG metastásico en pulmón se considera raro pero no imposible. En las series clásicas, la incidencia oscila entre el 2% y el 5%.
    • Algunos pacientes con metástasis pulmonares pueden permanecer estables durante largos periodos con tratamiento quirúrgico o con denosumab.
  2. Transformación maligna
    • Ocurre en un porcentaje muy bajo de casos, a menudo asociado con irradiación previa.
    • En situaciones de transformación sarcomatosa, el pronóstico empeora y la estrategia terapéutica se aproxima más a la de los tumores óseos malignos convencionales.

11.7 Impacto psicológico y de calidad de vida

Aunque se hable con menos frecuencia, el proceso de diagnóstico y tratamiento de un tumor óseo, con su potencial de recurrencia y complicaciones, puede generar ansiedad, estrés crónico e incertidumbre en el paciente. El apoyo psicológico y el asesoramiento multidisciplinar (incluyendo servicios de fisioterapia, terapia ocupacional y, cuando sea posible, grupos de apoyo de pacientes) son fundamentales para enfrentar el proceso y mejorar la adaptación a largo plazo.


12. Prevención y vigilancia precoz

No existe una prevención primaria efectiva para el TCG, dado que su origen no se asocia a factores ambientales tan marcados como, por ejemplo, el tabaquismo con el cáncer de pulmón. Sin embargo, la vigilancia precoz y la consulta temprana ante la aparición de dolor persistente o inflamación en la rodilla favorecen un diagnóstico rápido.

Las revisiones periódicas con el traumatólogo y las pruebas de imagen preventivas pueden ayudar a detectar lesiones incipientes o recurrencias asintomáticas. Esta estrategia de vigilancia es fundamental en pacientes que ya han recibido tratamiento por TCG de rodilla, dado que el periodo de riesgo de recidiva local comprende varios años tras la cirugía.


13. Preguntas frecuentes de los pacientes

  1. ¿El tumor de células gigantes es siempre maligno?
    En su mayoría son tumores benignos pero agresivos, con tendencia a invadir localmente. No se comportan como los cánceres que suelen diseminarse a distancia, salvo en casos muy raros.

  2. ¿Qué ocurre si no me opero?
    La lesión puede aumentar de tamaño, debilitar el hueso y provocar fracturas o destrucción articular. El dolor y la pérdida funcional empeorarían con el tiempo.

  3. ¿El denosumab cura el tumor de manera definitiva?
    Denosumab ayuda a controlar la actividad del tumor y puede facilitar su resección, pero no siempre erradica el tumor por completo. Se suele combinar con cirugía para obtener los mejores resultados.

  4. ¿La rehabilitación es dolorosa?
    Puede ser molesta, especialmente al inicio, pero el dolor se maneja con fisioterapia y medicación analgésica adecuada. La constancia y el trabajo progresivo son esenciales.

  5. ¿Se puede volver a hacer deporte tras la operación?
    Depende de la extensión de la lesión y el tipo de reconstrucción. Muchos pacientes regresan a actividades físicas moderadas tras un periodo de rehabilitación, aunque los deportes de alto impacto podrían verse limitados.


14. Conclusiones

El manejo del tumor de células gigantes en la rodilla ha evolucionado de manera significativa en los últimos años, gracias a la introducción de terapias biológicas como denosumab, las mejoras en las técnicas quirúrgicas (curetaje asistido, cirugía navegada por computadora, crioterapia adyuvante) y el desarrollo de prótesis personalizadas. Aun así, la complejidad de este tumor exige un abordaje integral y la toma de decisiones conjunta entre equipos multidisciplinares.

Para el paciente, es fundamental acudir a un especialista cuando se experimenta un dolor persistente en la rodilla y, sobre todo, seguir las recomendaciones médicas en cuanto a tratamiento, revisiones periódicas y rehabilitación posquirúrgica. Las perspectivas de conservar la función articular y lograr un retorno a la vida cotidiana son buenas en la mayoría de los casos, siempre y cuando el diagnóstico sea oportuno y el tratamiento adecuado.


 

 

 

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