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Lesión HAGL hombro Traumatólogo Granada Dr Eugenio Díaz

La articulación del hombro es una de las más complejas y con mayor rango de movimiento del cuerpo humano. Gracias a su estructura anatómica, nos permite realizar acciones tan cotidianas como levantar objetos, peinarnos o simplemente mover los brazos en diferentes ángulos. Sin embargo, esta gran movilidad conlleva también una vulnerabilidad a lesiones, especialmente en personas que practican deportes de contacto o actividades físicas exigentes.

Una de las lesiones menos conocidas pero igualmente importantes es la lesión HAGL (Humeral Avulsion of the Glenohumeral Ligament), también denominada avulsión humeral del ligamento glenohumeral. Se trata de una patología que puede comprometer seriamente la estabilidad del hombro, generando dolor y limitaciones funcionales. Aunque no es tan frecuente como la clásica lesión de Bankart o una rotura del manguito rotador, la HAGL ha cobrado creciente relevancia en la literatura médica de los últimos años.

Si acabas de recibir el diagnóstico de esta lesión o si sospechas que podrías padecerla, este artículo te servirá como una guía detallada. En las siguientes secciones abordaremos los puntos esenciales sobre la HAGL: desde qué la provoca, cuáles son sus síntomas, cómo se diagnostica y qué opciones de tratamiento existen, hasta la importancia de la rehabilitación y la prevención. Además, incluiremos un apartado con las preguntas más habituales que pueden surgir en la consulta, de cara a brindar una información accesible, completa y de calidad.


Tabla de Contenido

Índice de Contenidos

  1. ¿Qué es la lesión HAGL?
  2. Epidemiología y factores de riesgo
  3. Causas y mecanismos de lesión
  4. Signos y síntomas clínicos
  5. Procedimientos diagnósticos
    • 5.1 Examen físico y maniobras clínicas
    • 5.2 Pruebas de imagen: radiografía, RM y artro-RM
  6. Clasificación de las lesiones HAGL
  7. Tratamiento conservador vs. tratamiento quirúrgico
    • 7.1 Criterios para la elección del tratamiento
    • 7.2 Artroscopia vs. cirugía abierta
    • 7.3 Tipos de reparación e instrumental
  8. Rehabilitación y recuperación funcional
    • 8.1 Protocolos de fisioterapia
    • 8.2 Tiempo de recuperación y pronóstico
  9. Prevención y cuidados a largo plazo
  10. Preguntas frecuentes de los pacientes
  11. Recursos y tendencias futuras
  12. Conclusión

1. ¿Qué es la lesión HAGL?

La lesión HAGL (Humeral Avulsion of the Glenohumeral Ligament) consiste en la avulsión o desprendimiento de los ligamentos glenohumerales (porción anterior, posterior o ambas) en su inserción humeral. Para entenderlo de forma más sencilla, se trata de un “arrancamiento” parcial o completo del ligamento que conecta el húmero con la cavidad glenoidea, en la zona donde dicho ligamento se fija al hueso del húmero.

A diferencia de otras lesiones del hombro como el desgarro del manguito rotador o la clásica lesión de Bankart (donde la afectación se produce en el reborde glenoideo), aquí la patología se localiza en el lugar de inserción humeral del ligamento. Esto puede llevar a inestabilidades del hombro y dolor persistente. Aunque se consideraba una lesión poco frecuente, los avances en las técnicas de diagnóstico por imagen han permitido una mayor detección de casos, sobre todo en personas activas y deportistas.


2. Epidemiología y factores de riesgo

Aunque no existe un dato unánime sobre la incidencia exacta de la lesión HAGL, diversos estudios señalan que puede suponer entre un 2% y un 9% de las lesiones de hombro asociadas a inestabilidad, aunque las cifras varían en función de la población analizada. Se registra un incremento en personas jóvenes, especialmente en edades comprendidas entre los 18 y 35 años, y en aquellos que practican deportes de contacto o actividades repetitivas por encima de la cabeza (lanzadores, nadadores, etc.).

Factores de riesgo comunes:

  • Traumatismos de alta energía: Caídas sobre el brazo en abducción o rotación externa forzada.
  • Deportes de contacto: Rugby, fútbol americano, artes marciales mixtas, etc.
  • Deportes de lanzamiento: Béisbol, sóftbol, balonmano, waterpolo.
  • Hiperlaxitud ligamentosa: Personas con articulaciones hipermóviles pueden tener mayor susceptibilidad.
  • Lesiones de hombro previas: Un hombro inestable o con antecedentes de subluxaciones puede predisponer a un HAGL.

3. Causas y mecanismos de lesión

El mecanismo más habitual es un traumatismo agudo que fuerce la articulación del hombro en una posición extrema, generando un estrés significativo en el ligamento glenohumeral cerca de su inserción en el húmero. Por ejemplo:

  • Caídas con el brazo estirado: Es una de las causas más frecuentes en deportes de contacto.
  • Movimientos bruscos de tracción: Un tirón súbito del brazo puede dañar las estructuras capsuloligamentosas.
  • Lesiones por sobreuso: Menos frecuentes en comparación con las traumáticas, pero posibles en deportistas que realizan movimientos intensos y repetitivos por encima de la cabeza.

Este tipo de avulsiones no siempre se diagnostica de inmediato, ya que es posible confundirlo con otras lesiones del complejo capsulolabral. Sin embargo, la evolución posterior con inestabilidad y dolor crónico lleva a la sospecha clínica y a la necesidad de pruebas de imagen avanzadas.


4. Signos y síntomas clínicos

El cuadro clínico puede variar, pero en la mayoría de los casos se manifiesta con:

  • Dolor agudo en la parte anterior o posterior del hombro justo tras la lesión.
  • Sensación de inestabilidad o subluxación: El paciente puede sentir que el hombro “se sale” o “baila”.
  • Debilidad muscular: Especialmente en movimientos de rotación externa o abducción.
  • Limitación de la movilidad: Dificultad para levantar el brazo por encima de la cabeza o para realizar rotaciones.
  • Inflamación y derrame articular: Puede apreciarse una hinchazón local en la fase aguda.

En lesiones crónicas o mal diagnosticadas, el síntoma principal tiende a ser la inestabilidad repetitiva y el dolor cuando se realizan ciertos gestos. Los pacientes pueden referir “micro-luxaciones” o episodios de dolor súbito al forzar la articulación.


5. Procedimientos diagnósticos

5.1 Examen físico y maniobras clínicas

La evaluación comienza con la historia clínica y la exploración física. El especialista puede emplear maniobras específicas para valorar la estabilidad del hombro (por ejemplo, la prueba de aprehensión anterior), buscar signos de laxitud capsuloligamentosa y descartar lesiones asociadas (manguito rotador, labrum, etc.).

5.2 Pruebas de imagen: radiografía, RM y artro-Resonancia

  • Radiografías simples: Aunque pueden no revelar la lesión HAGL, resultan útiles para descartar fracturas, luxaciones o deformidades óseas.
  • Resonancia Magnética (RM): La RM convencional es capaz de mostrar la ruptura de los ligamentos, pero a veces la sensibilidad no es suficiente para detectar una HAGL pequeña.
  • Artro-Resonancia: Se considera la prueba de imagen más fiable, ya que la inyección de contraste intraarticular permite visualizar con mayor precisión el punto de avulsión ligamentosa.
  • Artroscopia diagnóstica: Aunque se usa con fines terapéuticos, la artroscopia puede ser definitiva para confirmar la localización y la magnitud de la HAGL.

6. Clasificación de las lesiones HAGL

La clasificación de las lesiones HAGL (Humeral Avulsion of the Glenohumeral Ligament) se ha ido afinando progresivamente en las últimas décadas, sobre todo a medida que los métodos de diagnóstico por imagen (en particular la artro-RM) han permitido diferenciar con más claridad el punto exacto de avulsión, su extensión y la coexistencia de otras lesiones asociadas. Varios autores han propuesto esquemas para agrupar los distintos patrones de rotura del ligamento glenohumeral en su inserción humeral, abarcando elementos como localización anatómica, grado de desgarro y cronicidad.

6.1 Clasificación topográfica: anterior, posterior y combinada

  • HAGL anterior (aHAGL): Se produce en la inserción anterior del ligamento glenohumeral, generalmente en la región del ligamento glenohumeral inferior (IGHL). Tiende a presentarse tras traumas con el brazo en abducción y rotación externa forzada. En varias series clínicas se ha observado que el aHAGL constituye la variante más frecuente, representando la mayoría de los casos sintomáticos de inestabilidad anterior.

  • HAGL posterior (pHAGL): De incidencia menor pero con implicaciones clínicas considerables. Suelen detectarse en luxaciones o subluxaciones posteriores del hombro. Con frecuencia, la sintomatología puede confundirse con otras patologías de inestabilidad posterior, lo que retrasa el diagnóstico definitivo. Cuando el cuadro se cronifica, el paciente experimenta episodios repetidos de bloqueos o subluxaciones posteriores, especialmente en deportes de contacto o actividades que requieran empujar con fuerza.

  • Lesiones combinadas (HAGL y otras afecciones): Diversos estudios han evidenciado que en torno a un 20-30% de los pacientes con HAGL pueden presentar lesiones asociadas, como por ejemplo una rotura de Bankart, un desgarro SLAP o incluso daños parciales en el manguito rotador. Estas combinaciones complican el diagnóstico y obligan a un abordaje más integral, ya que el daño articular no se limita a un solo punto.

6.2 Clasificación según el patrón de desgarro y grado de avulsión

Algunos autores añaden otro criterio de clasificación basado en la magnitud de la avulsión y si existe o no compromiso capsular adyacente:

  • Avulsión parcial: El ligamento se encuentra parcialmente desprendido del húmero, pero cierta porción de fibras permanece intacta. Estas lesiones pueden pasar desapercibidas en una RM convencional y, a menudo, se detectan únicamente con artro-RM o durante la artroscopia diagnóstica. El grado de inestabilidad puede ser leve o moderado.

  • Avulsión completa: Se produce la rotura total de las fibras en su origen humeral, con un borde libre que a veces se retrae o permanece laxo dentro de la articulación. Este tipo es el que conlleva mayor riesgo de inestabilidad recurrente, luxaciones y subluxaciones.

  • Compromiso capsular extenso: Cuando la lesión incluye un daño significativo a la cápsula articular que rodea al ligamento glenohumeral. Esto suele asociarse con luxaciones de alta energía y, por ende, con un pronóstico que depende en gran medida de la reparación quirúrgica y la posterior estabilización.

6.3 Valoración biomecánica e implicaciones clínicas

Estudios en cadáveres han permitido clasificar y comprender mejor cómo afecta la avulsión del ligamento en distintas posiciones del brazo, arrojando luz sobre la pérdida de estabilidad en planos específicos. Esta información guía el abordaje quirúrgico, ya que, por ejemplo, una avulsión anteroinferior puede requerir una técnica de refuerzo capsular posterior, mientras que una avulsión posterior puede implicar una plicatura enfocada en el segmento posteroinferior del manguito capsuloligamentoso.

En definitiva, la clasificación de las lesiones HAGL no solo es académica, sino que orienta la estrategia terapéutica y ayuda a estimar el pronóstico. Un buen diagnóstico diferencial de si se trata de una lesión anterior, posterior, parcial, completa o combinada con otras lesiones del hombro resulta determinante para el éxito del tratamiento.


7. Tratamiento conservador vs. tratamiento quirúrgico

La decisión de tratar una lesión HAGL de manera conservadora o mediante intervención quirúrgica descansa sobre varios factores: la edad del paciente, el nivel de actividad física, la presencia de inestabilidad significativa, la coexistencia de otras lesiones y la fase (aguda, subaguda o crónica) en la que se detecta el daño ligamentoso. En los últimos cinco años, se han publicado numerosos estudios y revisiones que arrojan más luz sobre cuándo es preferible un enfoque no quirúrgico y cuándo la cirugía artroscópica u otras técnicas resultan la opción más acertada.

7.1 Tratamiento conservador

El tratamiento conservador suele reservarse para aquellos casos en los que la avulsión es parcial y no hay un grado marcado de inestabilidad en las actividades de la vida diaria. También puede considerarse en pacientes de baja demanda funcional o con contraindicación médica para el quirófano (por ejemplo, por comorbilidades graves).

Elementos principales del tratamiento conservador:

  1. Inmovilización inicial: Se puede pautar un cabestrillo o un inmovilizador de hombro durante 2-4 semanas para favorecer la cicatrización inicial y reducir el dolor.
  2. Fisioterapia progresiva: Incluye ejercicios suaves de rango de movimiento (ROM) y, más adelante, refuerzo muscular de la zona del manguito rotador y la musculatura periescapular.
  3. Evitar gestos de riesgo: Reducir aquellas actividades que impliquen abducción y rotación externa extremas.
  4. Control del dolor y la inflamación: A través de AINEs (antiinflamatorios no esteroideos), crioterapia y, en algunos casos, infiltraciones de esteroides de forma puntual, aunque esto último es controvertido por la posible afectación en la cicatrización.

Los resultados del tratamiento conservador son variables y dependen, en gran medida, de la extensión de la avulsión. Numerosos autores señalan que un porcentaje de pacientes inicialmente tratados de forma no quirúrgica pueden requerir cirugía más adelante si persiste la inestabilidad o el dolor crónico.

7.2 Indicaciones de tratamiento quirúrgico

Las indicaciones más claras para la cirugía son:

  1. Avulsión completa o casi completa: Especialmente cuando hay evidencia de inestabilidad mecánica.
  2. Fallo del tratamiento conservador: Si tras un período razonable (entre 2 y 4 meses) no se observa mejoría significativa o persisten episodios de subluxación.
  3. Lesiones agudas en deportistas de competición: Muchos atletas de alto rendimiento optan por la cirugía para minimizar el tiempo de inactividad y garantizar una reparación estable que les permita retomar su actividad con menor riesgo de recaídas.
  4. Lesiones crónicas con inestabilidad recurrente: Pacientes que han padecido repetidas luxaciones o subluxaciones y cuya función del hombro se encuentra claramente mermada.

7.3 Cirugía artroscópica vs. cirugía abierta

En las últimas dos décadas, la cirugía artroscópica se ha convertido en el gold estándar para la mayoría de las lesiones HAGL. Proporciona las siguientes ventajas:

  • Mejor visualización intraarticular y facilidad para identificar lesiones asociadas (SLAP, Bankart, etc.).
  • Menor morbimortalidad y mejor estética posoperatoria.
  • Recuperación más rápida y menor tasa de complicaciones.

No obstante, se describen casos en los que la cirugía abierta puede resultar necesaria, como en lesiones combinadas muy extensas, revisiones quirúrgicas o situaciones anatómicas complejas. En esos pacientes, la cirugía abierta permite una exploración más amplia y un control del tejido más directo. Sin embargo, la tendencia general sigue siendo la de abordar la HAGL mediante artroscopia siempre que sea factible.

7.4 Técnicas de reparación

  • Sutura anclada con anclajes metálicos o biodegradables: Tras la identificación del lugar exacto de la avulsión, se colocan anclajes en la cara humeral para reinsertar las fibras ligamentarias.
  • Refuerzo capsular (capsuloplastia o plicatura): Cuando la lesión del ligamento se acompaña de laxitud capsular, el cirujano puede reforzar la zona con suturas adicionales para tensar la cápsula y limitar la hipermovilidad.
  • Reparaciones combinadas: Si se descubre una lesión de Bankart asociada o un desgarro SLAP, se pueden reparar en la misma intervención. Diversos estudios subrayan la importancia de abordar simultáneamente todas las lesiones, para evitar recurrencias y mejorar la estabilidad a largo plazo.

7.5 Resultados y pronóstico tras la cirugía

La literatura reciente reporta tasas de éxito elevadas con la cirugía artroscópica, con un retorno a la actividad deportiva que oscila entre el 80% y el 95%, dependiendo de factores como la edad, la demanda funcional y la presencia de lesiones asociadas. El tiempo de recuperación varía de 4 a 6 meses, con protocolos de rehabilitación intensivos en deportistas de élite. En la población general, la mayor parte de los estudios destaca una buena recuperación de la estabilidad articular y una disminución significativa del dolor y la sensación de inseguridad en el hombro.


8. Rehabilitación y recuperación funcional

La rehabilitación es un pilar fundamental para conseguir resultados óptimos, tanto si la lesión HAGL se ha tratado de forma conservadora como quirúrgicamente. Un protocolo bien diseñado, adaptado a las características del paciente y a la localización de la lesión, puede marcar la diferencia entre un hombro funcionalmente estable y uno con molestias crónicas o riesgo de inestabilidad recurrente.

8.1 Principios generales de la rehabilitación

  1. Individualización: Cada hombro es distinto. La extensión de la avulsión, la calidad del tejido, la posible laxitud capsular y el nivel de actividad previo condicionan el tipo de ejercicios y la rapidez con que se avanzará.

  2. Progresión escalonada de cargas: Es esencial controlar meticulosamente las cargas en el hombro en cada fase. Un exceso de estrés precoz puede poner en riesgo la fijación quirúrgica o agravar la lesión en caso de manejo conservador.

  3. Evitar la sobreprotección excesiva: Aunque la inmovilización inicial es útil para disminuir el dolor y proteger el ligamento, una inmovilización prolongada puede provocar rigidez capsular, debilidad muscular y retrasos en la recuperación funcional. Muchos autores recomiendan iniciar la movilización pasiva controlada en las primeras semanas.

8.2 Fases de la rehabilitación

8.2.1 Fase inicial (0-4 semanas)

  • Objetivos principales: Control del dolor, protección de la reparación (si ha habido cirugía) o de la posible cicatrización (en caso de tratamiento conservador).
  • Medidas de inmovilización: Cabestrillo o inmovilizador de hombro, habitualmente en rotación interna, para evitar movimientos extremos. El tiempo exacto varía entre 2 y 4 semanas.
  • Ejercicios indicados: Movilizaciones pasivas suaves, pendulares de Codman y movilización de codo y muñeca para prevenir la rigidez de las articulaciones adyacentes.
  • Control inflamatorio: Crioterapia, compresión intermitente y AINEs si fuera necesario.

8.2.2 Fase de movilización controlada (4-8 semanas)

  • Objetivos principales: Recuperar gradualmente el rango de movimiento articular y comenzar el reclutamiento muscular, sin exceder los límites anatómicos seguros.
  • Ejercicios indicados: Movilizaciones activas-asistidas y activas en rangos limitados, ejercicios isométricos suaves para la musculatura del manguito rotador, evitando posiciones que comprometan la reparación.
  • Vigilancia de signos de alarma: Dolor agudo o sensación de inestabilidad al realizar ciertos ejercicios puede indicar un exceso de exigencia o complicaciones en la cicatrización.

8.2.3 Fase de fortalecimiento y estabilidad (8-16 semanas)

  • Objetivos principales: Fomentar la recuperación del tono muscular, la potencia y la coordinación neuromuscular.
  • Ejercicios indicados: Trabajo progresivo con bandas elásticas, poleas y ejercicios de carga ligera. Se enfatiza en la estabilización escapular y la activación equilibrada del manguito rotador. Se incluyen ejercicios propioceptivos y de control postural para readaptar el hombro a movimientos diarios y deportivos.
  • Progresión de rangos: Se puede ir ampliando la amplitud de movimiento si se observa buena respuesta. En esta fase, es crucial evitar gestos extremos de abducción y rotación externa sin supervisión.

8.2.4 Fase de readaptación funcional (>16 semanas)

  • Objetivos principales: Regresar a la práctica deportiva o a las actividades laborales que requieren gestos repetitivos por encima de la cabeza, cargas o impactos.
  • Ejercicios indicados: Se introducen actividades que simulan las exigencias específicas del deporte o la ocupación del paciente. Por ejemplo, para un deportista de lanzamiento, se incluyen ejercicios de pliometría, drills de lanzamiento y técnicas para optimizar la mecánica del hombro y evitar recaídas.
  • Alta funcional: Una vez que el paciente recupere la fuerza simétrica (al menos un 90-95% en comparación con el lado sano) y sea capaz de realizar los gestos de su disciplina sin dolor ni inestabilidad, se considera la vuelta progresiva a la competición o al trabajo.

8.3 Factores de éxito en la rehabilitación

  • Adherencia al programa: Cumplir con las sesiones de fisioterapia y los ejercicios de casa recomendados se asocia directamente con mejores resultados.
  • Comunicación multidisciplinar: La coordinación entre traumatólogo, fisioterapeuta y preparador físico (en caso de deportistas) permite ajustar el protocolo de recuperación a cada fase de la lesión.
  • Identificación precoz de complicaciones: Si el paciente experimenta dolor desproporcionado, pérdida de rangos de movimiento o inestabilidad, hay que descartar complicaciones como roturas de sutura, capsulitis adhesiva o lesiones asociadas no detectadas.

8.4 Pronóstico y retorno a la actividad

En términos generales, el pronóstico de la lesión HAGL tras un abordaje terapéutico adecuado y una rehabilitación completa es favorable. Muchas publicaciones coinciden en señalar que, con cirugía artroscópica, más del 80-90% de los pacientes obtienen una recuperación satisfactoria de la estabilidad del hombro. No obstante, el retorno pleno a deportes de contacto o de lanzamiento puede requerir de 4 a 6 meses, pudiendo alargarse en sujetos con lesiones asociadas o complicaciones.

La rehabilitación y la recuperación funcional no terminan cuando el paciente recupera su rango de movilidad, sino que también involucran la optimización de la fuerza, la resistencia, la propiocepción y la confianza en el hombro dañado. Un hombro que ha sufrido una lesión HAGL, incluso tras la cirugía, puede volver a ser estable y funcional, pero es fundamental el cumplimiento estricto de las indicaciones médicas y fisioterapéuticas para minimizar el riesgo de recaídas y conseguir un nivel óptimo de rendimiento en el deporte o en las actividades cotidianas que requieran esfuerzos con el brazo.


9. Prevención y cuidados a largo plazo

  • Fortalecimiento preventivo: Trabajar la musculatura estabilizadora del hombro (manguito rotador, deltoides, serrato anterior, trapecio, etc.).
  • Técnica deportiva adecuada: Evitar gestos repetitivos extremos y controlar la carga de entrenamiento.
  • Evitar recaídas: Se recomienda prudencia al retomar deportes de contacto y continuar con ejercicios de mantenimiento una vez finalizada la rehabilitación.
  • Escucha activa del cuerpo: El dolor repetitivo en ciertos gestos debe ser motivo de consulta, pues puede indicar una lesión incipiente.

10. Preguntas frecuentes de los pacientes

  1. ¿Puede sanar una lesión HAGL sin cirugía?
    En algunos casos leves o parciales y en pacientes con poca exigencia funcional, es posible estabilizar el hombro con rehabilitación y una inmovilización temporal. Sin embargo, si la avulsión es completa o si hay inestabilidad marcada, suele recomendarse la cirugía.

  2. ¿Cuándo podré volver a hacer deporte?
    Depende de la gravedad de la lesión y de la evolución individual. En general, los deportistas suelen volver a la actividad plena alrededor de 4-6 meses después de la cirugía, pero puede variar.

  3. ¿Qué complicaciones pueden surgir?
    Las complicaciones incluyen rigidez articular, dolor crónico o recurrencia de la inestabilidad. En el caso de la cirugía, existen riesgos asociados a la anestesia, infección o mala cicatrización de los tejidos, aunque son poco frecuentes con la técnica y los cuidados adecuados.

  4. ¿Una HAGL puede combinarse con otras lesiones de hombro?
    Sí, es relativamente frecuente encontrarla junto a lesiones de Bankart, SLAP o roturas parciales del manguito rotador. Por ello, el diagnóstico por imagen y la artroscopia son herramientas fundamentales para detectar todas las patologías asociadas.

  5. ¿La cirugía artroscópica garantiza la curación total?
    Tiene un alto porcentaje de éxito, superior al 85-90% en muchos estudios, pero el resultado final depende del cumplimiento del programa de rehabilitación y de la ausencia de complicaciones intraoperatorias o postoperatorias.


11. Recursos y tendencias futuras

La investigación en el ámbito de las lesiones HAGL ha aumentado en los últimos años, gracias a que la mejora en las técnicas de imagen (RM, artro-RM, 3D-RM) permite un diagnóstico más precoz y preciso. Algunas líneas de avance incluyen:

  • Materiales de anclaje biocompatibles: Nuevas generaciones de anclajes reabsorbibles que disminuyen la irritación a largo plazo.
  • Técnicas mínimamente invasivas: Procedimientos artroscópicos avanzados con menor agresión quirúrgica y tiempos de recuperación potencialmente menores.
  • Protocolos de rehabilitación personalizados: Se tiende a diseñar programas de fisioterapia específicos para cada paciente y tipo de lesión, con un seguimiento telemático y control estricto de la evolución.

12. Conclusión

La lesión HAGL representa una patología de relevancia creciente en el campo de la Traumatología y la Medicina Deportiva. Aunque durante muchos años fue infradiagnosticada, hoy se reconoce como una causa importante de inestabilidad y dolor en el hombro, especialmente en personas jóvenes y deportistas. Los avances en las técnicas de imagen y en las técnicas artroscópicas han permitido mejorar tanto el diagnóstico como el tratamiento, ofreciendo al paciente una posibilidad real de recuperar la función y retomar sus actividades cotidianas y deportivas de forma segura.

Si has sido diagnosticado con una lesión HAGL o sospechas que puedes padecerla, es esencial que consultes con un especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica, como el Dr. Eugenio Díaz, para obtener una evaluación personalizada y un plan de tratamiento adaptado a tus necesidades. Con el enfoque terapéutico adecuado y un programa de rehabilitación bien dirigido, la mayoría de los pacientes pueden volver a su nivel de actividad previo y gozar de un hombro estable y funcional.


 

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