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Complicaciones protésicas. Infección, aflojamiento, inestabilidad
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Artrosis y prótesis de cadera
Complicaciones protésicas. Infección, aflojamiento, inestabilidad.
Choque femoroacetabular. Artroscopia de cadera.
Bursitis de cadera. Troncanteritis.
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Lesiones de codo, mano y muñeca
Epicondilitis y epitrocleítis.
Tendinitis de De Quervain.
Síndrome del tunel carpiano.
Dedo en resorte.
La cirugía del tendón subescapular —tanto en roturas aisladas como en aquellas asociadas a otras lesiones del manguito rotador— constituye un desafío relevante en el campo de la traumatología y de la rehabilitación. Este tendón, que se localiza en la cara anterior de la escápula, es esencial para la rotación interna y la estabilidad anterior del hombro. Su reparación quirúrgica, si bien puede devolver gran parte de la función articular, requiere un programa de rehabilitación extenso, meticuloso y debidamente estructurado para que los pacientes logren recuperar la movilidad, la fuerza y la confianza en sus actividades diarias, deportivas y laborales.
El presente artículo pretende exponer un protocolo de 24 semanas (aproximadamente seis meses) con pautas claras. La importancia de una rehabilitación progresiva radica en proteger la reparación quirúrgica durante las primeras fases, a la vez que se estimula gradualmente la recuperación funcional sin caer en la rigidez o en el riesgo de re-rotura.
A lo largo de este documento, se presentarán los objetivos terapéuticos de cada etapa, los ejercicios recomendados y las precauciones a tener en cuenta, junto a consideraciones específicas para el paciente que desea incorporarse a la actividad física de alto rendimiento o retornar de forma segura a un trabajo físico exigente. La información se ha redactado de manera didáctica para que los pacientes comprendan la relevancia de cada fase y el papel fundamental de su colaboración, pero también mantiene el rigor científico necesario para su consulta por parte de profesionales del ámbito de la salud.
Tabla de Contenido
El programa de rehabilitación tras la cirugía del tendón subescapular se asienta en varios principios básicos:
Desde las primeras investigaciones recientes, se ha constatado que combinar pautas de protección articular con estimulación neuromuscular temprana optimiza la formación de colágeno en el tendón y disminuye el riesgo de atrofia muscular.
El músculo subescapular, uno de los cuatro componentes del manguito rotador, se origina en la fosa subescapular en la cara anterior de la escápula y se inserta en el tubérculo menor del húmero. Sus fibras, al contraerse, facilitan la rotación interna del hombro y colaboran en la estabilización anterior de la cabeza humeral.
Cuando ocurre una lesión significativa del subescapular (rotura parcial o completa) y se requiere cirugía, la debilidad en la rotación interna puede ser notable, afectando actividades como abrocharse el cinturón de seguridad o llevar la mano a la espalda. La reparación quirúrgica pretende restaurar su continuidad tendinosa, pero solo un plan de rehabilitación correcto puede lograr la reestructuración funcional del tejido y la readaptación motora necesaria para la vida cotidiana y el deporte.
Los objetivos principales de este programa de 24 semanas abarcan:
La primera etapa tras la intervención quirúrgica del tendón subescapular se centra en la protección de la sutura, la reducción de la inflamación y el control del dolor. Los primeros 21 días resultan decisivos para asegurar una cicatrización segura de los tejidos blandos y minimizar complicaciones tempranas.
Esta fase es fundamental para generar un entorno de cicatrización óptimo, de modo que el paciente progrese con seguridad a estadios de rehabilitación más activos.
Con la cicatrización temprana bien encaminada, se inicia la transición hacia movilizaciones pasivas-asistidas más amplias y la prevención de complicaciones como la cápsulitis adhesiva.
La incidencia de rigidez articular posoperatoria se reduce considerablemente al combinar movilizaciones pasivas frecuentes con compresión intermitente de la articulación (como presiones suaves controladas) para estimular la circulación sin dañar el tendón reparado.
Si se cumple el protocolo correctamente, el paciente mejora su flexión, abducción y rotación externa pasivas, preparando el terreno para las fases de activación muscular.
La Fase 7-10 semanas marca un hito muy significativo en la rehabilitación posquirúrgica del tendón subescapular, dado que el tejido reparado ha alcanzado un nivel de cicatrización intermedio que permite iniciar la activación muscular de forma controlada. Esta fase debe estructurarse con sumo cuidado para no sobrecargar la sutura, pero sí fomentar la recuperación funcional de la rotación interna y la estabilidad escapular.
La carga inicial debe ser conservadora, incrementándose a lo largo de las semanas si el paciente no presenta dolor o inestabilidad. Además, es importante:
En suma, esta fase se define por la prudencia y la progresión mesurada. Aun cuando el tendón muestra signos claros de cicatrización, un exceso de estímulo podría desencadenar microtraumas y complicaciones a mediano plazo.
Tras consolidar la base de ejercicios activos y la activación inicial del subescapular, la Fase 11-14 semanas se centra en el fortalecimiento más intenso, la propiocepción avanzada y la consolidación de un rango de movimiento funcional. En este periodo, el tejido cicatricial adquiere suficiente madurez para tolerar cargas moderadas sin que ello suponga un riesgo alto de re-rotura, siempre y cuando se respeten los principios de progresión y supervisión.
Dado que el subescapular es el principal rotador interno, numerosos protocolos resaltan la relevancia de ejercicios orientados a esta función:
La estabilización del hombro no se limita al subescapular o al resto del manguito rotador; también depende de una adecuada activación del tronco y del core. Por ello, a menudo se incluyen:
En esta fase se puede sentir una leve “tensión” en el hombro o pequeñas molestias post-ejercicio, consideradas normales siempre que no persistan durante demasiadas horas o interfieran en la vida diaria. Se recomienda a los pacientes:
Hacia el final de la fase (semana 14), algunos equipos clínicos realizan tests de fuerza isométrica o escalas de valoración (Constant-Murley, ASES) para comparar con la fase inicial y constatar la mejora real. Estas pruebas orientan al fisioterapeuta y al cirujano sobre la conveniencia de avanzar a la siguiente etapa.
En conclusión, esta Fase 11-14 semanas representa un salto cualitativo en la recuperación. El paciente pasa de un trabajo meramente “terapéutico básico” a un entrenamiento más enérgico, orientado a la funcionalidad y la prevención de recaídas. La supervisión profesional y la adecuada dosificación de cargas son, en todo caso, indispensables para minimizar riesgos y optimizar los resultados.
Tras las etapas previas (0-14 semanas), en las que se ha trabajado la movilización progresiva y el fortalecimiento controlado, la Fase 15-18 semanas representa un salto cualitativo importante en la recuperación. El tejido tendinoso (subescapular) y la musculatura circundante ya han alcanzado un nivel de maduración suficiente para tolerar mayores cargas y ejercicios de mayor complejidad.
Varios autores sostienen que los ejercicios excéntricos son fundamentales para optimizar la calidad de la cicatrización tendinosa y potenciar la fuerza final. Por ejemplo:
De esta forma, la Fase 15-18 semanas sienta las bases para la posterior reincorporación al deporte competitivo o a actividades laborales con alta demanda.
La Fase 19-24 semanas es el tramo final del protocolo, donde se pulverizan las últimas barreras hacia la reintegración completa en la práctica deportiva, en el entorno laboral o en cualquier actividad que requiera altos niveles de fuerza, resistencia y control neuromuscular. Es el momento de la “readaptación integral”, en el que el paciente recupera o incluso supera el rendimiento previo a la lesión.
En esta última fase, la rehabilitación pasa a integrar ejercicios específicos de cada disciplina:
Los pacientes con trabajos de demanda física (construcción, industria, bomberos, etc.) siguen protocolos de levantamiento progresivo:
Varios autores coinciden en la necesidad de realizar:
En esta última fase, el éxito depende tanto de la constancia y responsabilidad del paciente como de la calidad de la planificación rehabilitadora. Una ejecución rigurosa de cada etapa reduce drásticamente el riesgo de complicaciones futuras, como re-roturas, tendinopatías secundarias o pérdida de rango.
En deportistas de alto rendimiento y trabajadores industriales pueden requerir ajustes en las progresiones, disminuyendo o alargando ciertas fases según la respuesta individual y la exigencia de la actividad. Por ejemplo, un jugador de balonmano precisará una fase de entrenamiento pliométrico y simulación de lanzamientos más larga e intensiva que un paciente con demandas moderadas. De igual forma, un obrero que levanta cargas pesadas sobre la cabeza requerirá un énfasis específico en la fuerza y la resistencia de la rotación interna a partir de la semana 15-18.
El uso de la electroestimulación (TENS o NMES) se ha aplicado en fases tempranas para reducir el dolor e intentar minimizar la atrofia del deltoides y el subescapular, con resultados dispares según la literatura. Por otro lado, el biofeedback electromiográfico sirve para que el paciente tome conciencia de la activación correcta de la musculatura escapular y rotadora.
La rehabilitación en piscina puede incorporarse a partir de la fase 7-10 semanas, siempre que no existan complicaciones en la cicatrización de la herida quirúrgica. El entorno acuático facilita la realización de ejercicios activos con menor carga gravitatoria, facilitando la movilidad y el fortalecimiento suave.
Algunos artículos recientes describen el uso de dispositivos de realidad virtual o videojuegos especializados que proponen ejercicios de movimiento y puntería para fomentar la motivación del paciente y el control motor del hombro, integrando actividades lúdicas y medición objetiva del progreso.
Pese a los beneficios de la rehabilitación estructurada, existen complicaciones posibles:
¿Por qué es tan larga la rehabilitación después de la cirugía del subescapular?
El tendón subescapular requiere un tiempo considerable para cicatrizar y recuperar su fuerza de rotación interna. Una evolución demasiado rápida podría poner en riesgo la reparación quirúrgica.
¿Cuándo podré mover el brazo sin el cabestrillo?
Suele recomendarse retirar el cabestrillo de manera controlada a partir de la semana 3 o 4, según el criterio del cirujano y el protocolo de rehabilitación.
¿Puedo conducir durante las primeras fases?
Generalmente, se sugiere esperar hasta que el hombro tenga la suficiente estabilidad y movilidad activa para manejar el volante sin riesgo. El médico valora caso por caso.
¿Es normal sentir dolor al iniciar los ejercicios?
Un leve dolor o molestia puede ser normal, pero si el dolor es intenso o limitante, es preciso informar al fisioterapeuta o al cirujano para ajustar el protocolo.
¿Cuándo podré regresar al gimnasio o a mi actividad deportiva?
Por lo general, hacia las 19-24 semanas se considera una etapa avanzada; no obstante, cada persona responde de manera diferente. Conviene que el regreso sea paulatino, con supervisión y respetando los principios de sobrecarga progresiva.
La rehabilitación de 24 semanas tras la cirugía del tendón subescapular es un proceso complejo que requiere el compromiso del paciente, la experiencia del equipo sanitario y el seguimiento de un protocolo pormenorizado que equilibre protección articular y progresión funcional. Cada fase constituye un peldaño necesario para lograr la máxima movilidad, fuerza y confianza en el hombro, evitando complicaciones graves como la re-rotura o la rigidez crónica.
La recuperación no solo implica restablecer la integridad del tendón, sino también la salud global de la cintura escapular y la alineación postural del paciente. La constancia en cada uno de los pasos detallados —desde la inmovilización inicial hasta los ejercicios propioceptivos y de fuerza avanzada— será la clave para que el paciente retome sus actividades de la vida diaria, deportivas o laborales con seguridad y eficacia.
Este artículo pretende ser un recurso de gran utilidad para pacientes y profesionales que busquen información rigurosa y actualizada. No obstante, cada caso clínico es único, y la asesoría personalizada de un traumatólogo y un fisioterapeuta con experiencia en hombro es determinante. Si presentas inquietudes sobre tu proceso de recuperación o experimentas dolor inusual, no dudes en consultar con el Dr. Eugenio Díaz, quien podrá guiarte de forma especializada en tu camino hacia la plena recuperación.
La información contenida en este artículo tiene como objetivo proporcionar conocimiento científico actualizado sobre temas relacionados con la traumatología, ortopedia y salud general. Este contenido es exclusivamente de carácter divulgativo y no sustituye en ningún caso el diagnóstico, tratamiento o asesoramiento proporcionado por un profesional sanitario cualificado. Se recomienda a los lectores que, ante cualquier problema de salud o lesión, consulten directamente con un médico o especialista en traumatología. Las decisiones sobre su salud no deben basarse únicamente en la información publicada en este sitio web. Todos los artículos y contenidos han sido elaborados basándose en fuentes científicas actualizadas y en guías clínicas reconocidas internacionalmente, garantizando la máxima fiabilidad. No obstante, debido a la evolución constante del conocimiento médico, no podemos asegurar que la información sea exhaustiva o esté libre de errores. El Dr. Eugenio Díaz y su equipo cumplen con las normativas legales vigentes en España, incluidas la Ley 41/2002, de Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica, y la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico (LSSI-CE). No obstante, declinamos toda responsabilidad derivada del uso inadecuado o interpretación errónea de los contenidos publicados
Referencias bibliográficas
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