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Artrosis y prótesis de rodilla
Complicaciones protésicas. Infección, aflojamiento, inestabilidad
Tendinitis rotuliana
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Lesiones de hombro
Tendinitis y bursitis
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Luxaciones del hombro.
Lesiones Slap
Inestabilidad en el deporte.
Calcificaciones en el hombro.
Lesiones en el espacio subacromial.
Capsulitis adhesiva. Hombro congelado.
Lesiones de cadera
Artrosis y prótesis de cadera
Complicaciones protésicas. Infección, aflojamiento, inestabilidad.
Choque femoroacetabular. Artroscopia de cadera.
Bursitis de cadera. Troncanteritis.
Lesiones de tendones de glúteo, piramidal isquiotibiales.
Lesiones de codo, mano y muñeca
Epicondilitis y epitrocleítis.
Tendinitis de De Quervain.
Síndrome del tunel carpiano.
Dedo en resorte.
La rotura del tendón subescapular, una de las lesiones del manguito rotador menos visibles de forma clásica, suele pasar desapercibida en muchas ocasiones, no solo para el paciente, sino también para el personal médico menos familiarizado con los matices de las lesiones del hombro. Sin embargo, constituye una patología que puede llegar a ser gravemente incapacitante si no se diagnostica y trata de manera adecuada. El subescapular juega un papel fundamental en la estabilización anterior de la articulación glenohumeral y en la rotación interna del brazo. Cuando se produce una rotura, el paciente experimenta dolor, limitación de la movilidad y disminución de la fuerza, lo que repercute en su calidad de vida diaria.
El objetivo de este artículo es aportar información científica avanzada, pero también explicada de manera didáctica, para que los pacientes y lectores en general comprendan en profundidad en qué consiste la rotura del subescapular, cuáles son sus causas, cómo se diagnostica y qué opciones de tratamiento existen. Además, se revisarán técnicas innovadoras y evidencias científicas recientes que resaltan la eficacia de distintos abordajes quirúrgicos y rehabilitadores.
Tabla de Contenido
El músculo subescapular se localiza en la cara anterior de la escápula y su tendón se inserta en el tubérculo menor del húmero. Cumple dos funciones primordiales: la rotación interna del brazo y el soporte de la cabeza humeral, contribuyendo de manera sustancial a la estabilidad anterior del hombro. Cuando el subescapular falla, se produce inestabilidad glenohumeral, sobrecarga biomecánica de otras estructuras y disminución significativa de la fuerza en la rotación interna.
Aunque históricamente se consideraba que las roturas aisladas del subescapular eran menos frecuentes que las del supraespinoso, la evidencia más reciente indica que pueden representar hasta un 20% de las lesiones del manguito rotador. Factores de riesgo comunes incluyen:
Los mecanismos de rotura del subescapular pueden ser agudos (trauma directo, luxaciones anteriores del hombro, caídas con el brazo en rotación externa forzada) o crónicos (degenerativos o microtraumatismos repetidos). La presencia de roturas combinadas (subescapular + supraespinoso) se explica a menudo por una propagación degenerativa que empieza en el supraespinoso y avanza hacia el subescapular.
Existen múltiples formas de clasificar estas lesiones. Una de las más empleadas es la clasificación de Fox y Romeo o Lafosse, adaptada posteriormente por otros autores. Se basa en la localización (intrasustancia vs. completa), extensión y afectación de la porción larga del bíceps.
La sintomatología puede variar desde una ligera molestia al palpar la cara anterior del hombro hasta un dolor intenso que limita la movilidad. En roturas avanzadas, el paciente puede presentar pérdida significativa de fuerza en la rotación interna, dolor nocturno y dificultades para realizar actividades cotidianas como peinarse, asearse o levantar objetos. Algunos estudios han reportado que la rotura del subescapular incrementa el riesgo de inestabilidad anterior y luxaciones recurrentes en deportistas de alto rendimiento.
Para establecer el diagnóstico, se recurre a pruebas clínicas específicas como:
La confirmación diagnóstica requiere pruebas de imagen como radiografías simples para descartar calcificaciones y evaluar cambios degenerativos óseos, y ecografía o resonancia magnética (RM) para constatar la magnitud y localización de la lesión.
La Resonancia Magnética es la técnica más sensible y específica para visualizar el espesor de la rotura y el estado de las fibras. El uso de artro-RM mejora aún más la precisión diagnóstica, permitiendo evaluar si la porción larga del bíceps también está afectada. La ecografía brinda buenos resultados en manos expertas, especialmente para valorar la integridad de la reparación en el posoperatorio.
Los hallazgos típicos en RM incluyen:
El manejo varía en función del grado de la lesión. En roturas parciales o de pequeño tamaño, especialmente en pacientes sin grandes demandas funcionales, se puede optar por un tratamiento conservador que incluya fisioterapia y control del dolor. Sin embargo, para roturas de mayor entidad, la cirugía suele ser la opción más indicada, ya que asegura mejor pronóstico en términos de fuerza y función.
El tratamiento conservador de la rotura del tendón subescapular ha sido estudiado de forma amplia, sobre todo en roturas parciales o de menor tamaño. De acuerdo con varios autores , la elección de un enfoque conservador responde a múltiples factores: el grado de la lesión, la sintomatología, las comorbilidades del paciente y su nivel de actividad física.
El objetivo de estas medidas es minimizar el estrés continuo sobre el tendón afectado, favoreciendo que la inflamación se reduzca y evitando la progresión de la lesión.
La fisioterapia constituye la piedra angular del tratamiento conservador, con protocolos diseñados específicamente para fortalecer la musculatura estabilizadora escapular y mejorar la biomecánica del hombro. Entre las técnicas más comunes:
En pacientes que no presentan grandes demandas deportivas, un seguimiento continuo de la evolución clínica y la fuerza en rotación interna puede bastar para manejar con éxito la lesión.
Las disfunciones de la escápula y la mala alineación del hombro contribuyen a la sobrecarga del subescapular. Por ello, los terapeutas insisten en:
Los pacientes en tratamiento conservador deben someterse a revisiones clínicas periódicas para comprobar la evolución de la fuerza y la funcionalidad del hombro. El uso de escalas de evaluación (Constant-Murley, UCLA o SST) y pruebas de imagen (ecografía, RM) puede ser necesario para comprobar que la rotura no aumenta de tamaño. Si la respuesta al tratamiento conservador es insatisfactoria o la rotura progresa, se valora la opción quirúrgica.
En conjunto, el tratamiento conservador exige un enfoque disciplinado y supervisado, especialmente en las primeras fases para evitar la evolución adversa de la lesión. Cuando está bien indicado, los resultados pueden ser satisfactorios para roturas pequeñas o parciales, aunque la posibilidad de recurrir a la cirugía siempre debe evaluarse si el dolor persiste o la función se ve comprometida.
La cirugía para la rotura del subescapular, ya sea aislada o combinada con otras lesiones del manguito rotador, ha experimentado un notable avance en la última década. Las técnicas quirúrgicas continúan refinándose para optimizar la integración tendinosa y reducir la tasa de re-rotura. A continuación, se exponen los principales enfoques y sus fundamentos:
En roturas irreparables, donde el tendón del subescapular está severamente retraído o dañado, el trasplante o transferencia de otros tendones puede ser la única opción para restaurar la función rotadora interna:
El índice de éxito depende, en gran parte, de la pericia del cirujano, la correcta indicación y la buena selección del paciente. Los resultados son mejores en centros de alto volumen, donde los cirujanos tienen experiencia en la técnica artroscópica y el manejo de complicaciones intraoperatorias.
El abordaje quirúrgico moderno del subescapular engloba técnicas cada vez más especializadas, con el objetivo de restaurar la anatomía y la función del tendón. La tendencia actual se inclina hacia la artroscopia, los anclajes de alta resistencia y la incorporación de métodos biológicos que mejoren la cicatrización, siempre valorando la situación individual de cada paciente para elegir la estrategia más adecuada.
La artroscopia se ha convertido en el gold estándar para el diagnóstico y la reparación del manguito rotador, incluido el subescapular, gracias a sus múltiples ventajas frente a la cirugía abierta tradicional.
La patología del subescapular, en ocasiones, va de la mano de alteraciones de la porción larga del bíceps, que discurre por la corredera bicipital adyacente. Durante la artroscopia, el cirujano puede:
La reparación artroscópica del subescapular consigue resultados excelentes o buenos en la mayoría de los pacientes, siempre que el tejido tendinoso sea de suficiente calidad y no exista una degeneración muscular avanzada. Además, el avance de cámaras de alta resolución y nuevos métodos de anclaje ha reducido la tasa de complicaciones, mejorando la tasa de cicatrización y la recuperación funcional.
La artroscopia se erige, por tanto, como una herramienta fundamental que permite, no solo reparar el subescapular, sino también garantizar una exploración global del hombro, abordando posibles patologías asociadas y optimizando la recuperación a largo plazo.
El potencial de la medicina regenerativa para mejorar los resultados en la reparación tendinosa del subescapular ha captado la atención de numerosos investigadores y cirujanos en los últimos años. A continuación, se desarrolla un panorama más completo de estas nuevas perspectivas:
La cicatrización del tendón subescapular atraviesa varias fases: inflamatoria, proliferativa y de remodelación. En condiciones ideales, el tejido se regenera con fibras de colágeno organizadas y una inserción firme en el hueso. Sin embargo, en las roturas crónicas o extensas, la vascularización deficiente y la infiltración grasa dificultan la cicatrización. Esto hace que el apoyo biológico adicional sea cada vez más importante.
Más allá del PRP, los investigadores exploran la utilización de células madre mesenquimales (procedentes de médula ósea, tejido adiposo o cordón umbilical) para regenerar el tendón subescapular. Aunque la evidencia todavía es limitada y los ensayos clínicos a gran escala están en curso, se estima que en un futuro cercano podrían ofrecer:
Otra rama emergente es la ingeniería de tejidos, que combina andamiajes (scaffolds) biocompatibles, factores de crecimiento y células específicas para guiar la regeneración del tendón. Membranas de colágeno, parches porcinos o polímeros sintéticos se adhieren a la zona afectada para sustituir o reforzar el tejido dañado, haciendo que la biomecánica de la articulación mejore y reduciendo la tensión en la reparación.
Aunque estos avances son prometedores, algunos desafíos persisten:
En conclusión, la medicina regenerativa constituye un ámbito de investigación y práctica clínica en rápido crecimiento, con el potencial de mejorar la tasa de cicatrización y el pronóstico funcional de las roturas del subescapular. Sin embargo, se requiere un mayor número de ensayos clínicos aleatorizados y estandarizados para establecer pautas claras sobre su indicación y eficacia a largo plazo.
Tras la cirugía, el éxito de la reparación depende en gran medida de un protocolo de rehabilitación adecuado. Distintos grupos han propuesto fases progresivas de rehabilitación:
La individualización del protocolo depende de factores como la extensión de la rotura, la calidad del tendón y la edad del paciente.
La reparación del subescapular, ya sea mediante técnicas conservadoras o quirúrgicas, no está exenta de posibles complicaciones que pueden comprometer el resultado final. Asimismo, diversos factores influyen de manera determinante en el pronóstico de la lesión y en la recuperación funcional del paciente.
Las complicaciones ligadas a la reparación del subescapular pueden minimizarse mediante un enfoque integral y personalizado, que abarque la planificación quirúrgica, la técnica adecuada y la participación activa del paciente en la rehabilitación. Los factores pronósticos, por su parte, deben considerarse desde la primera consulta para definir expectativas realistas y orientar al paciente sobre los pasos a seguir.
La capacidad de retomar el deporte o la actividad profesional tras una rotura del subescapular es uno de los objetivos más importantes para muchos pacientes, especialmente aquellos con altos niveles de exigencia física (e.g., deportistas de élite, bomberos, operarios industriales). Diversos estudios han profundizado en los plazos de recuperación y en los factores que condicionan el retorno seguro y exitoso:
En el ámbito deportivo, se recomienda un retorno escalonado: primero entrenamientos supervisados a baja intensidad, luego simulacros de competición y, finalmente, el regreso pleno a la competición. Este enfoque ayuda a identificar posibles déficits de fuerza o dolor residual antes de exigir el rendimiento máximo.
Asimismo, la prevención de recaídas pasa por:
La mayoría de los pacientes, tras un proceso de rehabilitación adecuado, logran retomar sus actividades laborales y deportivas de forma satisfactoria. Los cuestionarios de valoración funcional (Constant-Murley, ASES, UCLA) muestran mejoras significativas en la fuerza de rotación interna y en la estabilidad anterior del hombro. Además, el retorno exitoso aporta beneficios psicosociales, pues el paciente recupera su independencia y su confianza en la articulación.
En conclusión, un retorno eficaz y seguro a la actividad tras la rotura del subescapular depende de la sinergia entre el tratamiento quirúrgico o conservador, la rehabilitación progresiva y la participación activa del paciente en cada etapa del proceso. Aunque los plazos exactos varían en función de la lesión y la demanda funcional, la constancia y el seguimiento estricto de las indicaciones médicas y fisioterapéuticas son la clave para lograr un hombro estable y funcional (Park et al., 2021).
La prevención se centra en:
¿Cómo sé si tengo una lesión en el subescapular?
Si notas debilidad al rotar el brazo hacia dentro, dolor en la parte frontal del hombro y dificultad para realizar movimientos cotidianos, puede ser indicativo de una lesión. El test clínico y la RM son fundamentales para confirmar el diagnóstico.
¿Es necesaria la cirugía en todos los casos?
No. En casos leves o parciales, puede optarse por un tratamiento conservador. Si la rotura es extensa o hay clara inestabilidad, la cirugía suele recomendarse para evitar complicaciones.
¿Cuánto tiempo tardaré en recuperar la movilidad?
Depende del tamaño de la lesión y el tipo de cirugía. Generalmente, se necesitan entre 3 y 6 meses de rehabilitación para retomar actividades cotidianas de forma estable.
¿Qué pasa si no reparo la rotura?
El dolor puede empeorar, la función del hombro se deteriorará y puede aumentar el daño en otras estructuras. Además, la retracción tendinosa y la infiltración grasa dificultan los resultados futuros.
¿La rotura puede reaparecer?
Existe un riesgo de re-tear, en torno a un 10-20% según la literatura, que depende de la técnica quirúrgica, la calidad del tendón y la adherencia a la rehabilitación.
Granada cuenta con un importante número de especialistas en traumatología y fisioterapia, muchos de ellos con acceso a tecnología avanzada para el diagnóstico por imagen y la cirugía artroscópica. Para mejorar el abordaje de las roturas del subescapular:
La rotura del tendón subescapular es una lesión compleja que requiere un diagnóstico certero y un abordaje integral. Desde su identificación temprana hasta la rehabilitación final, cada paso es crucial para restablecer la biomecánica normal del hombro y garantizar una recuperación óptima. Gracias a las investigaciones más recientes y a los avances en técnicas quirúrgicas, hoy en día disponemos de múltiples herramientas para afrontar estos desgarros, mejorando significativamente la calidad de vida de quienes los padecen.
La confianza en un especialista experto en el tema, como el Dr. Eugenio Díaz y su equipo, se convierte en un factor fundamental. Con un adecuado plan de tratamiento y rehabilitación, la gran mayoría de los pacientes logra retomar sus actividades cotidianas, deportivas y laborales con plenas garantías. Si experimentas dolor en la parte anterior del hombro, limitación en la rotación interna o sospechas de esta lesión, buscar una evaluación especializada es el primer paso hacia tu recuperación y bienestar.
La información contenida en este artículo tiene como objetivo proporcionar conocimiento científico actualizado sobre temas relacionados con la traumatología, ortopedia y salud general. Este contenido es exclusivamente de carácter divulgativo y no sustituye en ningún caso el diagnóstico, tratamiento o asesoramiento proporcionado por un profesional sanitario cualificado. Se recomienda a los lectores que, ante cualquier problema de salud o lesión, consulten directamente con un médico o especialista en traumatología. Las decisiones sobre su salud no deben basarse únicamente en la información publicada en este sitio web. Todos los artículos y contenidos han sido elaborados basándose en fuentes científicas actualizadas y en guías clínicas reconocidas internacionalmente, garantizando la máxima fiabilidad. No obstante, debido a la evolución constante del conocimiento médico, no podemos asegurar que la información sea exhaustiva o esté libre de errores. El Dr. Eugenio Díaz y su equipo cumplen con las normativas legales vigentes en España, incluidas la Ley 41/2002, de Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica, y la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico (LSSI-CE). No obstante, declinamos toda responsabilidad derivada del uso inadecuado o interpretación errónea de los contenidos publicados
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