Las infecciones asociadas a prótesis de cadera y rodilla constituyen un reto médico y quirúrgico de gran relevancia en el ámbito de la traumatología y la ortopedia. A pesar de los avances en técnicas de implantación y en medidas de prevención, la aparición de bacterias multirresistentes y la complejidad inherente a estas infecciones suponen un desafío importante para cirujanos, microbiólogos y pacientes. El fracaso en el tratamiento de una infección protésica puede resultar en cirugías de revisión múltiples, prolongados periodos de hospitalización y un impacto físico y psicológico significativo para el paciente.
En este panorama, la dalbavancina ha emergido como un agente antimicrobiano innovador, particularmente útil en la lucha contra microorganismos grampositivos resistentes. Su farmacocinética, que permite intervalos de dosificación mucho más prolongados que otros antibióticos intravenosos, aporta mayor flexibilidad en el manejo de los pacientes, reduciendo el número de visitas al hospital o la necesidad de ingresos prolongados. Además, sus propiedades frente a biofilms bacterianos la convierten en una opción atractiva cuando se trata de infecciones de prótesis articulares, ya que es precisamente el biofilm uno de los obstáculos terapéuticos más difíciles de sortear.
En este artículo, profundizaremos en las causas y particularidades de las infecciones de prótesis de cadera y rodilla, las características microbiológicas asociadas y el rol que desempeña la dalbavancina en estos casos. Además, expondremos datos relevantes de la literatura científica, incluyendo aspectos sobre su eficacia, seguridad y posibles combinaciones con otros antibióticos.
Tabla de Contenido
Las infecciones de prótesis de cadera y rodilla figuran entre las complicaciones más difíciles y temidas en el campo de la cirugía ortopédica. El número de artroplastias, especialmente en población cada vez más longeva, ha aumentado de forma exponencial en las últimas décadas. Paralelamente, aunque el porcentaje de infecciones protésicas sigue siendo relativamente bajo, su impacto es muy significativo dada la creciente cifra total de procedimientos realizados.
Es habitual que estas infecciones se dividan, a grandes rasgos, en tempranas, diferidas o tardías, dependiendo del momento en que aparecen tras la cirugía. Esta clasificación orienta el diagnóstico y el tipo de abordaje quirúrgico y antimicrobiano. En términos generales, se estima que la incidencia de infecciones de prótesis de rodilla y cadera oscila entre el 1% y el 2% de todos los reemplazos. Sin embargo, en poblaciones de riesgo (pacientes inmunodeprimidos, con múltiples comorbilidades, o con antecedentes de infección previa), esta tasa puede incrementarse de forma notoria.
El aumento de la esperanza de vida y el consiguiente incremento en la demanda de artroplastias hacen que la lucha contra la infección sea prioritaria. Tanto pacientes como profesionales de la salud se benefician enormemente de la introducción de nuevos fármacos, como la dalbavancina, que ofrecen posibilidades terapéuticas más flexibles y, potencialmente, más efectivas para combatir patógenos grampositivos resistentes.
Las infecciones de prótesis de cadera y rodilla suelen producirse cuando bacterias potencialmente patógenas se adhieren a la superficie del implante, colonizando el área quirúrgica poco después de la cirugía o, en algunos casos, meses o incluso años más tarde. Se ha confirmado la preponderancia de microorganismos grampositivos como:
Staphylococcus aureus
Estafilococos coagulasa negativos, especialmente Staphylococcus epidermidis
Enterococcus spp. (como Enterococcus faecalis y Enterococcus faecium)
Otros grampositivos menos habituales, como Streptococcus spp. y algunas especies de Corynebacterium, que aparecen en casos concretos, a menudo asociados a bacteriemias o a infecciones en pacientes inmunocomprometidos.
Microorganismos gramnegativos u hongos
Cuando se implanta una prótesis, la superficie metálica, cerámica o de polietileno puede atraer proteínas del huésped (como fibronectina o fibrinógeno) que a su vez sirven de sustrato para que las bacterias se unan. Estas proteínas actúan casi como “puentes” que facilitan la adherencia microbiana, especialmente en presencia de pequeñas irregularidades o microrrugosidades presentes en el implante. Se han descrito los siguientes pasos:
El biofilm se define como una comunidad organizada de microorganismos que se encuentran incrustados en una matriz polimérica extracelular (formada por exopolisacáridos, proteínas y ácidos nucleicos), la cual proporciona:
Una vez establecido el biofilm, la erradicación de la infección resulta mucho más compleja: la concentración de antibiótico necesaria para eliminar bacterias en esta fase puede ser hasta 100 o 1000 veces superior a la requerida para tratar bacterias planctónicas (libres).
Conocer estos factores y la complejidad del biofilm ha conducido al desarrollo de terapias enfocadas en romper o penetrar esa matriz extracelular, y ahí es donde la dalbavancina muestra un potencial interesante, al tener una actividad mantenida y a menudo sinérgica con otros fármacos (por ejemplo, rifampicina).
La aparición de la dalbavancina se encuadra en la búsqueda de antibióticos con un espectro de acción optimizado frente a bacterias grampositivas resistentes, pero con una mejor farmacocinética que la vancomicina convencional.La trayectoria de los glicopéptidos abarca:
La dalbavancina, concretamente, se destaca por su prolongada vida media, lo que facilita su dosificación en intervalos espaciados (como una vez por semana o cada dos semanas, según el protocolo).
La dalbavancina comparte con otros glicopéptidos la capacidad de unirse a los precursores de la pared bacteriana (péptido D-alanil-D-alanina), inhibiendo la polimerización y la formación de peptidoglicano. No obstante, la porción lipídica añadida en la dalbavancina potencia su anclaje a la membrana bacteriana, mejorando la potencia y prolongando su efecto:
Uno de los aspectos más estudiados en la literatura es la farmacocinética de la dalbavancina:
Gracias a esta larga vida media, la dalbavancina puede administrarse mediante dosis semanales o quincenales, lo que contrasta con la necesidad de infusiones diarias de la vancomicina convencional.
La dalbavancina presenta un amplio espectro contra bacterias grampositivas, incluyendo:
Numerosos artículos señalan una eficacia estable frente a gran parte de los aislamientos clínicos de MRSA, lo que la convierte en una alternativa atractiva cuando las opciones terapéuticas se ven limitadas por resistencias.
Si bien la dalbavancina suele ser bien tolerada, se han descrito ciertas reacciones adversas en la bibliografía:
No obstante, comparada con la vancomicina, la dalbavancina parece mostrar una incidencia menor de nefrotoxicidad y de la “síndrome del hombre rojo”, reacciones que suelen asociarse a la administración de glicopéptidos.
Originalmente, la dalbavancina se aprobó para el tratamiento de infecciones de la piel y tejidos blandos causadas por grampositivos, especialmente MRSA. Sin embargo, desde hace varios años se ha ido investigando cada vez más su eficacia en:
El salto hacia el uso en prótesis articulares se dio gracias a su prometedora actividad frente a microorganismos involucrados en biofilms, sumado a la simplificación de la administración.
En la práctica, el equipo médico (traumatólogo, infectólogo, microbiólogo) suelen decidir el uso de dalbavancina en función de la sensibilidad del patógeno (si se ha aislado) y de la situación clínica. Además, los artículos de investigación indican que combinar dalbavancina con otros fármacos (como rifampicina) puede potenciar la eficacia en infecciones con un biofilm consolidado.
Aunque la pauta tradicional de dalbavancina en infecciones de piel consiste en 1500 mg en dosis única o repartidos en dos dosis (día 1 y día 8), varios estudios sobre infecciones protésicas proponen esquemas más prolongados. Algunas estrategias que se han descrito en la bibliografía:
La gran ventaja radica en la reducción de visitas hospitalarias o de la necesidad de bombear antibióticos diariamente por vía IV en el domicilio. Esto facilita notablemente el cumplimiento y mejora la calidad de vida del paciente.
Una de las ventajas más destacadas es la posibilidad de reducir el número de infusiones y, por ende, de visitas al hospital o de ingresos prolongados. Estudios de seguimiento en pacientes con infecciones de prótesis de cadera y rodilla describen:
Aunque los resultados varían según la severidad de la infección y la estrategia quirúrgica aplicada, numerosos artículos muestran tasas de éxito muy prometedoras, a menudo cercanas o equivalentes a las obtenidas con esquemas tradicionales basados en vancomicina o daptomicina. En algunos estudios multicéntricos:
Si bien la mayoría de los fármacos antimicrobianos pueden ocasionar efectos adversos, la experiencia clínica recalca que la dalbavancina destaca por:
En infecciones de larga duración, los pacientes pueden pasar de 6 a 12 semanas bajo tratamiento antibiótico continuo. Con dalbavancina, la pauta de dosificación espaciada reduce el impacto en la rutina diaria:
Varios estudios orientados a la medición de la calidad de vida (mediante escalas específicas) muestran que los pacientes tratados con dalbavancina refieren mejores puntuaciones en comparación con aquellos sometidos a vancomicina diaria prolongada.
Aunque la dalbavancina se perfila como una herramienta muy útil, existen algunos puntos a considerar:
A pesar de ello, la balanza de beneficios –entre ellos, la facilidad de administración, la efectividad frente a grampositivos y la posible reducción de costos totales– suele inclinarse positivamente a favor de la dalbavancina, en especial en infecciones protésicas bien definidas o confirmadas con cultivos.
El tratamiento de las infecciones de prótesis de cadera y rodilla generalmente requiere de un abordaje combinado que involucre tanto la terapia antimicrobiana (en este caso, con dalbavancina como opción destacada) como diversas intervenciones quirúrgicas. La naturaleza de la infección (temprana, diferida o tardía), el estado de la prótesis (estable o inestable), la presencia de factores de riesgo y el tipo de patógeno implicado influyen en la estrategia quirúrgica que se adopta.
La retirada completa de la prótesis se considera la estrategia más adecuada en casos de infecciones crónicas o donde la prótesis se haya aflojado o dañado de manera significativa. Algunos escenarios en los que se opta por la retirada:
Una vez retirada la prótesis infectada, el siguiente paso consiste en planificar la reconstrucción:
En la fase postoperatoria, la dalbavancina:
La estrategia denominada DAIR (Debridement, Antibiotics and Implant Retention) se reserva para infecciones de aparición temprana o aguda, en las que se considera que el biofilm aún no está fuertemente arraigado, o bien cuando la prótesis está mecánicamente estable y se dispone de una localización relativamente limitada de la infección.
La inclusión de dalbavancina en el protocolo DAIR resulta beneficiosa en:
Cuando se opta por el recambio en dos tiempos, se coloca habitualmente un espaciador de cemento impregnado con antibióticos. Este dispositivo:
Mientras el paciente porta el espaciador, se añade un tratamiento antibiótico sistémico. Es en esta fase donde la dalbavancina puede jugar un papel crítico:
La resistencia bacteriana es uno de los principales escollos en el tratamiento de las infecciones de prótesis. Aunque la dalbavancina muestra una excelente actividad frente a cepas de Staphylococcus aureus y estafilococos coagulasa negativos resistentes a meticilina, es fundamental conocer las pautas de combinación antibiótica y los posibles mecanismos de resistencia emergentes.
La decisión de combinar la dalbavancina con otros antibióticos se basa en:
Aunque poco frecuentes, se han descrito casos aislados de resistencia. Los mecanismos propuestos incluyen:
La vigilancia y la toma de cultivos en distintas fases del tratamiento son esenciales para identificar tempranamente la aparición de resistencia y ajustar la terapia.
La rifampicina se considera uno de los agentes más valiosos en infecciones protésicas debido a su capacidad de penetrar el biofilm. No obstante, su uso en monoterapia se asocia a desarrollo rápido de resistencia. Por ello, la combinación rifampicina-dalbavancina ha sido citada en múltiples publicaciones como especialmente eficaz frente a MRSA y Staphylococcus epidermidis:
Dada la complejidad de las infecciones protésicas, el éxito terapéutico depende no solo de la elección del antibiótico, sino también de un seguimiento meticuloso a medio y largo plazo. Es necesario un protocolo estricto de control clínico, analítico y radiológico.
Revisión periódica con el traumatólogo:
Pruebas de imagen:
La duración del tratamiento con dalbavancina puede variar significativamente según las guías clínicas y la experiencia del centro:
Es necesario el trabajo en un equipo multidisciplinar que incluya:
Este seguimiento coordinado a menudo permite detectar complicaciones precoces, ajustar la pauta de dalbavancina o introducir combinaciones adicionales si se sospecha de una evolución negativa.
Por último, además del control estricto de la infección, los especialistas coinciden en que es fundamental valorar:
La dalbavancina ha demostrado resultados prometedores en el campo de las infecciones de prótesis, pero la investigación no se detiene. Algunas líneas de estudio que cobran fuerza son:
En un futuro próximo, es posible que la dalbavancina se consolide aún más dentro de los protocolos de tratamiento de infecciones de prótesis articulares, sobre todo si las autoridades sanitarias y las guías clínicas internacionales continúan avalando su eficacia y seguridad.
¿Por qué mi prótesis de cadera o rodilla puede infectarse?
A pesar de todos los cuidados estériles en quirófano y del uso de antibióticos profilácticos, existe un riesgo bajo pero real de que microorganismos entren en la articulación. Factores como problemas de cicatrización, sistema inmunológico debilitado, diabetes u otras enfermedades crónicas pueden incrementar el riesgo.
¿Qué síntomas indican una infección de mi prótesis?
Dolor intenso o que va en aumento, fiebre, enrojecimiento, inflamación y supuración en la zona de la prótesis son signos de posible infección. Ante cualquiera de estos síntomas, se recomienda acudir de inmediato al especialista.
¿Es la dalbavancina un antibiótico nuevo?
Es relativamente nueva en comparación con otros antibióticos clásicos como la vancomicina. Su aprobación inicial fue para infecciones de piel y tejidos blandos, pero su uso en infecciones osteoarticulares se ha ido extendiendo con evidencia positiva.
¿Tendré que quedarme ingresado en el hospital para recibir dalbavancina?
Una de las ventajas de este fármaco es que, en muchos casos, puede administrarse en régimen ambulatorio, siempre que se cuente con un entorno seguro y supervisión adecuada por parte de profesionales sanitarios.
¿Puede la dalbavancina causar efectos secundarios graves?
Aunque no es frecuente, como cualquier medicamento puede provocar reacciones alérgicas, alteraciones hepáticas o problemas gastrointestinales. Por ello, es importante cumplir con un seguimiento analítico y clínico.
¿El uso de dalbavancina asegura al 100% la curación de la infección?
Ningún antibiótico ofrece un 100% de garantía de curación en infecciones protésicas, ya que entran en juego muchos factores (estado del paciente, tipo de microorganismo, etc.). Sin embargo, la dalbavancina se considera una opción muy efectiva en los casos indicados.
¿El tratamiento con dalbavancina es costoso?
Su precio puede ser superior a otros antibióticos más antiguos. Sin embargo, se valora su potencial para acortar el tiempo de ingreso hospitalario y mejorar la calidad de vida del paciente, lo que puede compensar el coste inicial.
¿Cómo sé si soy candidato a recibir dalbavancina?
El médico traumatólogo y el equipo de infectología valorarán tu caso particular (resultado de cultivos, perfil de resistencias, estado general, etc.) para recomendar el mejor tratamiento.
La dalbavancina representa un importante avance en el tratamiento de las infecciones de prótesis de cadera y rodilla, sobre todo en lo que respecta a la cobertura contra bacterias grampositivas, incluida la variante resistente MRSA. Su pauta de administración, que reduce considerablemente la frecuencia de dosis, la hace muy atractiva para pacientes con movilidad limitada o que, por diversas razones, no pueden permanecer ingresados durante largos periodos.
No obstante, es esencial subrayar que el abordaje de estas infecciones sigue siendo multidisciplinario, combinando la valoración del traumatólogo, el infectólogo, el microbiólogo y otros profesionales implicados. La elección de la estrategia quirúrgica adecuada, la confirmación microbiológica y el seguimiento estrecho son piezas fundamentales para lograr una curación exitosa. En manos expertas y siguiendo las recomendaciones actuales, la dalbavancina puede aportar una solución eficaz y segura, facilitando la recuperación y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
En definitiva, si bien aún se requieren más ensayos clínicos y estudios observacionales para consolidar por completo su uso, la evidencia disponible respalda a la dalbavancina como una herramienta de gran valor en la lucha contra las infecciones protésicas en el ámbito de la traumatología moderna.
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