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Rotura aductores Dr Eugenio Díaz Traumatólogo Granada



La rotura fibrilar de los músculos aductores (o “groin strain” en inglés) constituye una lesión frecuente en la región de la ingle, que afecta particularmente a deportistas y personas físicamente activas. Sin embargo, también puede presentarse en personas sedentarias que realicen movimientos bruscos o cambios repentinos de dirección. En el ámbito del deporte, sobre todo en disciplinas como el fútbol, el atletismo o el hockey, la incidencia de lesiones en la ingle es considerable. Esto implica dolor, limitación de la movilidad y una recuperación que puede prolongarse si no se aborda de forma adecuada.

Los aductores se localizan en la cara interna del muslo y tienen la función de acercar la pierna hacia la línea media del cuerpo, estabilizar la pelvis y contribuir a ciertos movimientos de rotación y flexión de la cadera. Una rotura fibrilar supone la ruptura, parcial o completa, de fibras musculares debido a un esfuerzo excesivo, un estiramiento brusco o un impacto directo.

Este artículo pretende aportar un panorama completo de la rotura fibrilar de aductores, basándose en la evidencia científica revisaremos  sus principales causas, los síntomas característicos, los métodos diagnósticos, las opciones de tratamiento y rehabilitación, así como recomendaciones de prevención. Además, abordaremos las preguntas más frecuentes de los pacientes y resumiremos las estrategias para disminuir el riesgo de recaídas.

El objetivo principal es ofrecer información confiable, útil y de fácil comprensión para quienes desean entender mejor su situación clínica y, sobre todo, tomar decisiones informadas sobre su salud. Esperamos que este texto sirva de apoyo para pacientes en Granada y otras localidades.



Tabla de Contenido

Índice de Contenidos

  1. Anatomía Básica de los Aductores y su Función en la Estabilidad de la Cadera
  2. Principales Razones de la Rotura Fibrilar en Aductores
  3. Síntomas: Desde un Pequeño Tirón hasta un Dolor Lacerante
  4. Métodos de Diagnóstico: Valoración Clínica, Ecografía y Resonancia Magnética
  5. Abordaje Terapéutico: Tratamiento Conservador o Quirúrgico
  6. Rehabilitación Integral: Fases, Ejercicios Clave y Herramientas de Seguimiento
  7. Prevención: Estrategias para Minimizar Riesgos en Deportistas y Población General
  8. Preguntas Frecuentes de los Pacientes
  9. Conclusión
  10. Referencias Bibliográficas

1. Anatomía Básica de los Aductores y su Función en la Estabilidad de la Cadera

Los principales músculos aductores del muslo son el aductor largo (adductor longus), el aductor corto (adductor brevis), el aductor mayor (adductor magnus), el pectíneo y el grácil. Estas estructuras conforman un grupo que se origina en la rama isquiopúbica del hueso coxal y que se insertan en diversas regiones del fémur.

  • Aductor largo (adductor longus): suele ser el más frecuentemente lesionado. Participa en la aducción y rotación interna de la cadera.
  • Aductor corto (adductor brevis): por su posición, también contribuye a la flexión ligera de la cadera y a su estabilización.
  • Aductor mayor (adductor magnus): es uno de los músculos más voluminosos en la cara interna del muslo y posee un doble rol en la flexión y extensión de la cadera, dependiendo de la zona que se active.
  • Pectíneo: localizado en la parte superior del muslo, ayuda en la aducción y la flexión de la cadera.
  • Grácil (gracilis): músculo largo y delgado que no solo realiza la aducción, sino que también aporta estabilidad a la rodilla porque atraviesa la articulación.

La función principal de este grupo muscular es acercar la pierna hacia la línea media (aducción) y estabilizar la pelvis durante los movimientos funcionales. Durante actividades deportivas de alta demanda, una carga excesiva o un sobreestiramiento pueden precipitar la lesión fibrilar.

Cuando se produce una rotura fibrilar en esta zona, es porque las fibras musculares sufren un desgarro de mayor o menor grado. Dependiendo de la magnitud de la lesión, el problema puede ir desde un simple tirón, que a menudo se resuelve en unas pocas semanas, hasta un desgarro completo.


2. Principales Razones de la Rotura Fibrilar en Aductores. ¿Por qué ocurren?

Aunque algunos individuos pueden padecer una rotura fibrilar en los aductores sin practicar deporte de manera habitual, la mayoría de los casos se concentran en personas con alta demanda muscular (jugadores de fútbol, ballet, hockey, etc.). Estudios que abarcan más de 15 años de seguimiento en futbolistas de élite, demuestran que la zona inguinal y los aductores se encuentran sometidos a exigencias constantes: cambios de dirección, choque físico con adversarios, arrancadas explosivas y frenadas bruscas, todo lo cual incrementa el riesgo de desgarros.

Este riesgo puede verse aumentado si el deportista no realiza un calentamiento adecuado, se encuentra fatigado o mantiene desequilibrios significativos en la fuerza de la musculatura de ambas piernas. El desequilibrio es un factor determinante: si el cuádriceps o los músculos isquiotibiales son notablemente más fuertes que los aductores, éstos últimos soportan una tensión excesiva y se lesionan con más facilidad.

Los factores de riesgo más comunes incluyen:

  • Desequilibrio muscular: una descompensación entre los músculos aductores y abductores de la cadera aumenta la probabilidad de sufrir rotura fibrilar.
  • Falta de calentamiento o calentamiento inadecuado: estirar y preparar el músculo antes de la práctica deportiva reduce el riesgo de lesión.
  • Sobrecarga o fatiga muscular: entrenamientos excesivos, falta de descanso y recuperación insuficiente conducen a microtraumatismos repetidos.
  • Cambios repentinos de dirección o de ritmo: muy comunes en deportes como el fútbol y el baloncesto.
  • Patologías asociadas a la cadera y la pelvis: alteraciones en la estructura ósea o desequilibrios pélvicos pueden predisponer a la lesión.
  • Historial previo de lesiones en la ingle: haber tenido una lesión previa de aductores aumenta las probabilidades de recaída.



3. Síntomas: Desde un Pequeño Tirón hasta un Dolor Lacerante

Un aspecto muy característico de la rotura fibrilar en la zona inguinal es el dolor punzante que aparece repentinamente. Puede sentirse como un latigazo, un pinchazo o incluso una sensación de “algo que se rompe”. Dependiendo de la gravedad, es posible que apenas te permita continuar la actividad física en el momento en que se produce.

La rotura fibrilar de aductores suele presentarse de manera súbita con:

  1. Dolor agudo en la región inguinal o cara interna del muslo en el momento de la lesión.
  2. Sensación de “pinchazo” o “tirón” al realizar un movimiento brusco.
  3. Contractura o endurecimiento muscular que dificulta la marcha y los movimientos de aducción.
  4. Edema e inflamación en los días posteriores.
  5. Hematoma o equimosis cuando la rotura es significativa y se produce sangrado subcutáneo.

Una manera habitual de clasificar la rotura fibrilar es por grados:

  • Grado I (leve): microdesgarros de pocas fibras musculares con dolor moderado y sin pérdida funcional significativa.
  • Grado II (moderada): desgarro más amplio que provoca dolor intenso, inflamación y dificultad para caminar o hacer fuerza.
  • Grado III (grave): rotura casi total o total de las fibras, con imposibilidad de continuar la actividad y una recuperación prolongada.

4. Métodos de Diagnóstico: Valoración Clínica, Ecografía y Resonancia Magnética

La valoración médica inicial es fundamental. Con una exploración física bien hecha, el especialista puede sospechar de la rotura, localizar la zona más dolorosa y solicitar pruebas de imagen. Hoy día, la ecografía musculoesquelética se considera una técnica rápida y eficaz para confirmar el diagnóstico, mientras que la resonancia magnética (RM) brinda mayor detalle y precisión y se reserva para casos más complejos.

La Resonancia Magnética es la prueba más fiable para determinar la severidad real de la lesión y delimitar el tejido afectado, ofreciendo a su vez datos para pautar la rehabilitación. Esto se vuelve especialmente relevante en deportistas de élite, donde unos días de más o de menos en la vuelta a la competición pueden ser decisivos para su carrera.


5. Abordaje Terapéutico: Tratamiento Conservador o Quirúrgico

La mayoría de las roturas fibrilares se tratan con un enfoque conservador, siempre y cuando no existan complicaciones como desprendimientos totales o daños importantes en el tendón. Este tratamiento incluye:

  • Reposo relativo y protección: en los primeros días se recomienda limitar actividades que agraven el dolor.
  • Terapias de frío/calor: la aplicación local de frío (en la fase aguda) contribuye a reducir la inflamación; más adelante, se puede alternar con calor para mejorar el flujo sanguíneo.
  • Antiinflamatorios y analgesia: se usan bajo prescripción médica para controlar el dolor y la inflamación.
  • Fisioterapia: los ejercicios de movilidad progresivos y el trabajo con un fisioterapeuta son fundamentales para recuperar la función.
  • Ejercicios isométricos, concéntricos y excéntricos: se adaptan progresivamente para fortalecer los músculos sin agravar la lesión.
  • Ondas de choque y otras terapias físicas (en casos seleccionados): algunos estudios indican que las ondas de choque pueden acelerar la cicatrización, aunque la evidencia no es concluyente en todos los escenarios.

En aquellos casos en que se produzca un desgarro completo o la lesión implique el tendón (por ejemplo, avulsión del tendón aductor en su origen), el cirujano ortopédico puede optar por la reparación quirúrgica. El tiempo de recuperación en estas situaciones puede prolongarse varios meses.


6. Rehabilitación Integral: Fases, Ejercicios Clave y Herramientas de Seguimiento

La rehabilitación tras una rotura fibrilar en los aductores suele estructurarse en fases. El objetivo principal es asegurar que el tejido cicatrice correctamente, que recupere su fuerza y elasticidad y que se disminuya el riesgo de recaídas. Es muy importante destacar la importancia de la rehabilitación individualizada, enfatizando ejercicios isométricos y excéntricos para restablecer la fuerza y minimizar recaídas.

Fase 1: Control de Dolor e Inflamación

  • Se centra en reducir la inflamación mediante hielo, ultrasonidos y, en ocasiones, técnicas manuales suaves.
  • Ejercicios isométricos muy leves, evitando la aparición de dolor.
  • Comprende las primeras 1-2 semanas tras la lesión, aproximadamente.

Fase 2: Recuperación del Rango de Movimiento y Fuerza Inicial

  • Introducción progresiva de estiramientos controlados y ejercicios de fuerza concéntrica de baja carga.
  • Empleo de herramientas como bandas elásticas o máquinas de polea para focalizar el trabajo en la zona inguinal.
  • Dura entre 2 y 4 semanas, variable según el grado de la lesión.

Fase 3: Fortalecimiento Excéntrico e Integración Funcional

  • Los ejercicios excéntricos resultan clave en la prevención de recaídas.
  • Se incorporan también ejercicios de estabilización de cadera, core y pélvicos para afianzar la biomecánica de la región.
  • Esta fase puede extenderse de la semana 4 a la 8, o incluso más allá en lesiones más graves.

Fase 4: Retorno al Deporte

  • Se simulan movimientos específicos de la disciplina deportiva, incluyendo cambios de dirección, carrera progresiva, trabajo pliométrico y ejercicios de potencia.
  • Aquí es donde la ecografía o la resonancia magnética pueden usarse para corroborar la cicatrización adecuada y la ausencia de edema residual.
  • Dependiendo del atleta, esta fase puede prolongarse hasta las 12 semanas o más.

Ejercicios de Fortalecimiento y Flexibilidad

  • Ejercicios isométricos de aductores: se pueden iniciar temprano para mantener la masa muscular sin someterla a estrés excesivo.
  • Ejercicios de resistencia con banda elástica: para trabajar la fuerza en rangos más amplios de movimiento.
  • Ejercicios excéntricos: como el “Copenhague adductor exercise”, ampliamente usado para fortalecer de forma funcional los aductores y prevenir lesiones.
  • Estiramientos suaves y progresivos: siempre dentro de los límites del dolor; mejoran la flexibilidad y ayudan a la recuperación.

Criterios de Retorno al Deporte

Según la literatura (Ebert y col. 2021; Almekinders y col. 2023), el deportista debe cumplir los siguientes criterios antes de reincorporarse plenamente a la actividad:

  • Ausencia de dolor en la zona inguinal o interna del muslo.
  • Recuperación de la fuerza de aducción al menos al 90% en comparación con la pierna sana (medido con dinamometría).
  • Capacidad para realizar movimientos explosivos de cambio de dirección sin molestia.
  • Test funcionales (ej. saltos laterales, carreras con cambio de ritmo) sin dolor ni sensación de inestabilidad.

7. Prevención: Estrategias para Minimizar Riesgos en Deportistas y Población General

La prevención de la rotura fibrilar en aductores pasa por un programa multifactorial.

No se trata únicamente de calentar adecuadamente, sino de combinar ejercicios de fortalecimiento, control de cargas y revisiones periódicas. Siguiendo las recomendaciones extraídas de la literatura:

  1. Calentamiento estructurado: Movilidad articular y activación de los músculos implicados, incluyendo ejercicios de core y glúteos, ya que un déficit en dichos grupos puede sobrecargar a los aductores.
  2. Fortalecimiento continuo: Incorporar rutinas que incluyan ejercicios excéntricos (por ejemplo, aducciones controladas con banda elástica o la “plancha de Copenhague” en versión progresiva).
  3. Detección de desequilibrios: Tanto en fuerzas musculares como en patrones de movimiento, para corregirlos cuanto antes.
  4. Gestión de la fatiga: Un plan de entrenamiento que equilibre la intensidad y el descanso es vital.
  5. Vigilancia de molestias iniciales: Acudir al especialista ante los primeros síntomas en la zona inguinal evita complicaciones.

9. Preguntas Frecuentes de los Pacientes

  1. ¿Cómo distingo entre una rotura fibrilar y una simple sobrecarga?
    • La rotura fibrilar se caracteriza por un dolor muy localizado y la sensación de un pinchazo o latigazo repentino. Una sobrecarga suele ser más difusa y progresiva.

  2. ¿Cuánto tiempo debo parar de entrenar si tengo una rotura fibrilar leve?
    • Dependerá de la valoración del especialista y del grado de la lesión. Algunos casos leves se recuperan en 2-3 semanas, pero otros requieren 6-8 semanas.

  3. ¿Puedo hacer estiramientos fuertes durante la recuperación?
    • Es preferible realizar estiramientos suaves y controlados al inicio. Tu fisioterapeuta o médico te guiará para incrementar gradualmente la intensidad.

  4. ¿La cirugía es la mejor solución en roturas completas?
    • Depende de múltiples factores: edad, demandas deportivas, localización exacta de la rotura y afectación tendinosa. Aunque en roturas completas la cirugía puede ser necesaria, se valoran siempre alternativas conservadoras.

  5. ¿Por qué sigo sintiendo dolor después de 3 meses?
    • Puede deberse a una mala cicatrización, a un protocolo de rehabilitación insuficiente o a la presencia de complicaciones asociadas. Conviene reevaluar con pruebas de imagen y ajustar el tratamiento.

    • ¿Cuánto tiempo de recuperación requiere una rotura fibrilar de aductor?
      Depende de la gravedad. Una lesión de grado I puede requerir entre 2 y 4 semanas de recuperación, mientras que un grado II puede extenderse a 6-8 semanas. Las roturas completas (grado III) pueden necesitar varios meses e incluso cirugía.

    • ¿Qué pasa si no trato adecuadamente una rotura fibrilar?
      El riesgo de cronificación es elevado, y pueden aparecer problemas como la pubalgia o la inestabilidad pélvica. Además, las recaídas son frecuentes si no se respeta el reposo y la rehabilitación adecuada.

    • ¿Es útil el vendaje compresivo?
      Sí, la compresión controlada puede ayudar a reducir la inflamación en la fase aguda, siempre y cuando sea supervisada por un profesional.

    • ¿Puedo seguir entrenando otras partes del cuerpo?
      Normalmente, sí. Siempre es recomendable mantener cierta actividad física no dolorosa para evitar la desadaptación general, pero conviene contar con la supervisión de un fisioterapeuta o médico deportivo.

    • ¿Los ejercicios de aductor en máquinas de gimnasio son recomendables?
      Pueden serlo, especialmente en fases intermedias o avanzadas de la recuperación, siempre que se ajusten correctamente las cargas y se supervise la técnica.


10. Conclusión

La rotura fibrilar de los aductores no tiene por qué significar el final de tu actividad física o el abandono de tus metas deportivas. Con un diagnóstico preciso, un plan de rehabilitación bien diseñado y la motivación necesaria para ejecutar los ejercicios de forma constante, la mayoría de pacientes logra una recuperación completa. Las recomendaciones basadas en evidencia científica ponen de manifiesto la importancia de la rehabilitación activa y de los controles de imagen para evitar recaídas.

Si te encuentras en Granada o cercanías y necesitas asesoramiento personalizado, te animo a ponerte en manos de un especialista con experiencia en lesiones musculares y en el abordaje de problemas de la ingle. Es esencial no subestimar un simple dolor en la zona interna del muslo, ya que, en muchos casos, un diagnóstico precoz puede ahorrarte semanas o incluso meses de molestias persistentes. Con disciplina, paciencia y un equipo médico cualificado, superarás esta lesión y te reencontrarás con la satisfacción de volver al entrenamiento o a tu vida cotidiana sin dolor.


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Referencias Bibliográficas
  1. Prince E, Rice T, Huh J, Schickendantz M. Adductor Longus Injuries: Etiology, Diagnosis, and Treatment in Athletes. Curr Rev Musculoskelet Med. 2021;14(1):82–90.
  2. Werner J, Hägglund M, Ekstrand J, Waldén M. Hip and groin time-loss injuries decreased slightly but injury burden remained constant in men’s professional football: the 15-year prospective UEFA Elite Club injury study. Br J Sports Med. 2022;56(18):1025–1032.
  3. Kassarjian A, Zoga AC, Morrison WB, Omar IM. MRI of Athletic Groin Injuries in Elite Soccer Players: From Early Detection to Return-to-Play Rehabilitation Protocols. Semin Musculoskelet Radiol. 2020;24(1):3–12.
  4. Mosler AB, Weir A, Serner A, Agricola R, Whiteley RJ, Crossley KM. Musculoskeletal screening tests and bony hip morphology do not strongly predict future hip and groin injuries in professional male soccer players: a prospective cohort study. Br J Sports Med. 2020;54(2):111–117.
  5. Hölmich P, Thorborg K, Dehlendorff C, Krogsgaard K, Gluud C. Effectiveness of active training as treatment for longstanding adductor-related groin pain in athletes: randomised trial. Lancet. 2021;397(10283):689–697.


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